Resurrección de “Mía” (2º)
Mientras le escribía el capítulo anterior, un tipo del gobierno habla en la TVE 1 acerca de la puesta en libertad del conocido como “segundo violador del Ensanche”. El homínido (no recuerdo el nombre, mejor así) en cuestión se expresa tal que así: “…esto causa una gran alarma social, tenemos que abrir un debate y habilitar medidas de control post-delito…”. Y… me vino a la cabeza aquello que dicen que Cristo dijo en la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Debe tratarse de uno de esos asesores (personal de confianza…) que los gobiernos (todos) colocan en los medios de comunicación públicos, a veces parece que, con la única pretensión de complicarle la reelección al político que los nombró. Uno de tantos comisarios políticos cuyo único mérito es ser, nieto, hijo, sobrino o amigo de alguien… tan ambiciosos como atrevidos, desinformados e inútiles. Espero que a estas horas alguien lo haya puesto ya en el lugar que le corresponde, no voy a decir donde le pondría yo.
El mencionado mamífero habla y se queda tan ancho, de: “medidas de control post-delito”. ¡Joder! ¿Más post-delito que 16 años de cárcel a pulso? Supongo que oyó campanas y se le fue la olla; que en realidad quería decir: post-condena pero, como bien dijo un jurista a continuación comentando la misma noticia, las medidas de control se extinguen con la pena y su pena se extinguió; por lo tanto, cualquier medida de control posterior sería ilegal. Esto no quiere decir que no se pueda mantener una alerta, un seguimiento e incluso un tratamiento, siempre que él (que ya es una persona libre) lo pida o al menos lo acepte.
El hecho de que la Institución Penitenciaria (en este caso la catalana que pasa por ser o, quiere ser, ejemplo para la nacional) no haya sido capaz de aplicarle un tratamiento específico e individualizado durante 16 años lo dice todo acerca de su eficacia a la hora de rehabilitar a este individuo. La reinserción parece que la han dejado en manos del entorno social al que la ley por fuerza le devuelve. La misma sociedad que, a decir del desinformado ente parlante, se siente alarmada (¡ahora!) y quiere que los legisladores hagan algo. Es inevitable citar aquí a dos verdaderos expertos.
Julián C. Ríos Martín, de la Universidad Pontificia de Comillas: “La sociedad hábilmente teledirigida demanda más castigo… A cada noticia sensacionalista, nuevo cambio legal. Se legisla con precipitación, sin rigor, de forma técnicamente burda. Todo a golpe de telediario”.
Félix Pantoja García, vocal del C. G. P. J.: “La vida es algo más complejo que poner a un lado a los ciudadanos declarados decentes, y al otro los ciudadanos peligrosos, entre otras cosas porque no están claros los límites de esos mismos conceptos y porque algunas cosas de las que hacen los declarados decentes, contribuyen a crear otros ciudadanos peligrosos”.
Para finalizar no hay que olvidar que nuestra Constitución prohíbe juzgar a una persona dos veces por el mismo delito. Tomen nota todos porque hay muchas formas de juzgar; sólo una es legal y probablemente ninguna es buena.