SALIDA PROGRAMADA: LIMPIEZA RUTA SENDERISMO
Iniciamos la mañana en el módulo como todas las demás, pero unas sensaciones que no se sienten todos los días me recorren el cuerpo y me abraza el corazón. Sensaciones que para el resto de los mortales libres son cotidianas, pero para mí y supongo que para el resto de mis compañeros son muy especiales, aunque solo sea por momentos. ¡Voy a estar un día entero en libertad! ¡No me lo creo! ¡Que pasada! en fin…
A la salida del centro nos esperan varias personas con diversos vehículos para trasladarnos. Empezamos la jornada con un viaje corto, por lo que resulta agradable, hace un día soleado y casi sin nubes en el cielo. Pienso que el tiempo no será obstáculo para disfrutar del día.
Llegamos al destino, miro a mí alrededor y veo montañas en las cuales se mezclan los colores verdes y marrones con un toque amarillo de las plantas típicas de la zona. Acompañan casas antiguas con hórreos gallegos de piedra que entonan a la perfección con el paisaje, todo ello hermoseado con el murmullo del río, con el cantar de los pájaros y el baile de los árboles con el ritmo marcado por el suave viento que anima a respirar profundo y disfrutar del aire puro de montaña.
Después de acomodar los enseres que portábamos y ponernos la ropa de faena, nos reunimos para organizar el trabajo y repartir las diversas herramientas propias de la labor que íbamos a realizar, todo ello dirigido por los dos educadores (Don Rafael y Don Paco) que nos acompañaban, y por el señor Daniel.
Nuestra tarea va a consistir en rehabilitar un camino que en un futuro no muy lejano servirá para organizar rutas de senderismo. A medida que avanzamos vamos descubriendo un camino empedrado pero de fácil transito que en su margen derecha levanta un muro que se sostiene por si sólo piedra sobre piedra. Todos trabajan con alegría, afán y entusiasmo, ¡incluidos los educadores!
Por una vez nos sentimos liberados del mecanismo diario de la prisión y nos sentimos parte de algo… cada interno explicándolo a su manera, pero resaltando sobre todo la libertad que nos proporciona este día.
Reflexión part. (Que paz hay a mi alrededor, que tranquilidad se respira, estoy apoyado en el muro mientras escribo y observándolo todo, respiro hondo y pienso… soy feliz.)
Paramos el trabajo para reponer fuerzas con unos bocadillos y aliviar la sed con agua y refrescos varios (yo, personalmente devoré dos bocatas en un suspiro) y hacernos unas fotografías para inmortalizar el evento y el momento de distensión de todos.
De esta parte de la mañana cabe destacar los efectos de esta salida reflejados en las caras de mis compañeros…cada cual acorde con su estado penitenciario, pero felices en general.
Todo esto no sería posible sin el apoyo de Daniel, el responsable de concertar las citas de trabajo con nosotros a través de los educadores del centro, he tenido la oportunidad de conocerle “in situ” y mis primeras impresiones sobre él y mi afinada intuición me dicen que una buena persona con interés por ayudar a las personas, trabajador y educado.
Hemos recibido la visita de una periodista del Diario de Pontevedra, tras pasar un buen rato charlando con mis compañeros y realizar varias preguntas he podido llegar a varias conclusiones:
-Exteriorizar el grado de complicidad y compañerismo como grupo a la hora de compartir experiencias, y en este caso trabajando y fuera de prisión, con buen ambiente general atendiendo unos a otros por la seguridad laboral. El buen humor también hizo su aparición entre nosotros en forma de bromas, siendo yo el centro de algunas de ellas, Ej. (Ponerme una rana dentro de la gorra y ponérmela en la cabeza) etc.
--El interés por todos en demostrar que podemos formar parte de la sociedad ejerciendo cualquier tipo de labor y relacionarnos con las demás personas de nuestro entorno generando un clima de confianza.
--Y no por ser el último el menos importante, el deseo de todos de poder participar de una forma si cabe más continuada de programas de este tipo.
Es la hora de comer y Daniel nos ha traído una deliciosa empanada para ir “abriendo boca”, acompañado de un suculento guiso de pollo con patatas y guarnición, este último plato pudiendo ser degustado con un pan de leña sabroso. Y para aliviar la sed fruto del trabajo y del Sol que durante toda la mañana calentaba con elevado descaro nos deleitamos de bebidas varias. Un compañero empezó cortando empanada, otro sirviendo los platos, otros preparando bebidas, otros cortando pan, resumiendo, como si lo hiciéramos todos los días. Cuando nos dimos cuenta todos estábamos comiendo.
Después de descansar un rato tras la comida y echando de menos un café para rematar tan deseada pitanza, seguimos trabajando hasta la tarde, descubriendo a medida que avanzábamos en el trabajo un peculiar esqueleto de vaca casi por completo y un hermoso río que en un momento determinado atravesaba el camino para poder seguir su curso natural.
Entre tanto hizo aparición en escena un periodista que ni siquiera llegue a saber para qué diario trabajaba, me di cuenta cuando ojee el Diario de Pontevedra, fotografió a varios de mis compañeros en faena y tras unos minutos se despidió de nosotros.
Bueno, hemos finalizado la jornada y haciendo análisis general por todos, realizamos una importante tarea de limpieza, resaltando los educadores el esfuerzo necesario para llevarlo a cabo. Y yo, ya he pasado casi un día aquí, pero sigo asombrándome cada vez más con el paisaje.
De vuelta para el centro hicimos una parada en el establecimiento situado en Verdugo para ociar un poco, tomando algo sentados en una terraza al abrigo como no, del bello paisaje y el amplio río que incitaba a darse un chapuzón, charlábamos entre todos sobre la jornada y lo acontecido, todo normal, nada me llamo la atención, pero en un momento dado de conversación y antes de partir hacia el centro, Daniel nos tomó los nombres de todos y yo ante la curiosidad le pregunte para que los necesitaba, y su respuesta me llegó al corazón: haré y situare en un sitio determinado( por decidir) una placa conmemorativa y pondré los nombres de todos los que hicieron posible la limpieza para la utilización de estas rutas. Lo cual me lleva a recordar las impresiones que me hice sobre Daniel en el momento de conocerle y afirmarme en ellas. ¡Lastima que no haya muchas mas personas como Daniel! Personalmente para mí fue el broche final a un estupendo día que no olvidaré nunca.
Sin más que contaros, un saludo para todos y espero que hayáis disfrutado con este relato y dar las mas sinceras gracias a todas las personas que lo han hecho posible.
C.DS.R.
Iniciamos la mañana en el módulo como todas las demás, pero unas sensaciones que no se sienten todos los días me recorren el cuerpo y me abraza el corazón. Sensaciones que para el resto de los mortales libres son cotidianas, pero para mí y supongo que para el resto de mis compañeros son muy especiales, aunque solo sea por momentos. ¡Voy a estar un día entero en libertad! ¡No me lo creo! ¡Que pasada! en fin…
A la salida del centro nos esperan varias personas con diversos vehículos para trasladarnos. Empezamos la jornada con un viaje corto, por lo que resulta agradable, hace un día soleado y casi sin nubes en el cielo. Pienso que el tiempo no será obstáculo para disfrutar del día.
Llegamos al destino, miro a mí alrededor y veo montañas en las cuales se mezclan los colores verdes y marrones con un toque amarillo de las plantas típicas de la zona. Acompañan casas antiguas con hórreos gallegos de piedra que entonan a la perfección con el paisaje, todo ello hermoseado con el murmullo del río, con el cantar de los pájaros y el baile de los árboles con el ritmo marcado por el suave viento que anima a respirar profundo y disfrutar del aire puro de montaña.
Después de acomodar los enseres que portábamos y ponernos la ropa de faena, nos reunimos para organizar el trabajo y repartir las diversas herramientas propias de la labor que íbamos a realizar, todo ello dirigido por los dos educadores (Don Rafael y Don Paco) que nos acompañaban, y por el señor Daniel.
Nuestra tarea va a consistir en rehabilitar un camino que en un futuro no muy lejano servirá para organizar rutas de senderismo. A medida que avanzamos vamos descubriendo un camino empedrado pero de fácil transito que en su margen derecha levanta un muro que se sostiene por si sólo piedra sobre piedra. Todos trabajan con alegría, afán y entusiasmo, ¡incluidos los educadores!
Por una vez nos sentimos liberados del mecanismo diario de la prisión y nos sentimos parte de algo… cada interno explicándolo a su manera, pero resaltando sobre todo la libertad que nos proporciona este día.
Reflexión part. (Que paz hay a mi alrededor, que tranquilidad se respira, estoy apoyado en el muro mientras escribo y observándolo todo, respiro hondo y pienso… soy feliz.)
Paramos el trabajo para reponer fuerzas con unos bocadillos y aliviar la sed con agua y refrescos varios (yo, personalmente devoré dos bocatas en un suspiro) y hacernos unas fotografías para inmortalizar el evento y el momento de distensión de todos.
De esta parte de la mañana cabe destacar los efectos de esta salida reflejados en las caras de mis compañeros…cada cual acorde con su estado penitenciario, pero felices en general.
Todo esto no sería posible sin el apoyo de Daniel, el responsable de concertar las citas de trabajo con nosotros a través de los educadores del centro, he tenido la oportunidad de conocerle “in situ” y mis primeras impresiones sobre él y mi afinada intuición me dicen que una buena persona con interés por ayudar a las personas, trabajador y educado.
Hemos recibido la visita de una periodista del Diario de Pontevedra, tras pasar un buen rato charlando con mis compañeros y realizar varias preguntas he podido llegar a varias conclusiones:
-Exteriorizar el grado de complicidad y compañerismo como grupo a la hora de compartir experiencias, y en este caso trabajando y fuera de prisión, con buen ambiente general atendiendo unos a otros por la seguridad laboral. El buen humor también hizo su aparición entre nosotros en forma de bromas, siendo yo el centro de algunas de ellas, Ej. (Ponerme una rana dentro de la gorra y ponérmela en la cabeza) etc.
--El interés por todos en demostrar que podemos formar parte de la sociedad ejerciendo cualquier tipo de labor y relacionarnos con las demás personas de nuestro entorno generando un clima de confianza.
--Y no por ser el último el menos importante, el deseo de todos de poder participar de una forma si cabe más continuada de programas de este tipo.
Es la hora de comer y Daniel nos ha traído una deliciosa empanada para ir “abriendo boca”, acompañado de un suculento guiso de pollo con patatas y guarnición, este último plato pudiendo ser degustado con un pan de leña sabroso. Y para aliviar la sed fruto del trabajo y del Sol que durante toda la mañana calentaba con elevado descaro nos deleitamos de bebidas varias. Un compañero empezó cortando empanada, otro sirviendo los platos, otros preparando bebidas, otros cortando pan, resumiendo, como si lo hiciéramos todos los días. Cuando nos dimos cuenta todos estábamos comiendo.
Después de descansar un rato tras la comida y echando de menos un café para rematar tan deseada pitanza, seguimos trabajando hasta la tarde, descubriendo a medida que avanzábamos en el trabajo un peculiar esqueleto de vaca casi por completo y un hermoso río que en un momento determinado atravesaba el camino para poder seguir su curso natural.
Entre tanto hizo aparición en escena un periodista que ni siquiera llegue a saber para qué diario trabajaba, me di cuenta cuando ojee el Diario de Pontevedra, fotografió a varios de mis compañeros en faena y tras unos minutos se despidió de nosotros.
Bueno, hemos finalizado la jornada y haciendo análisis general por todos, realizamos una importante tarea de limpieza, resaltando los educadores el esfuerzo necesario para llevarlo a cabo. Y yo, ya he pasado casi un día aquí, pero sigo asombrándome cada vez más con el paisaje.
De vuelta para el centro hicimos una parada en el establecimiento situado en Verdugo para ociar un poco, tomando algo sentados en una terraza al abrigo como no, del bello paisaje y el amplio río que incitaba a darse un chapuzón, charlábamos entre todos sobre la jornada y lo acontecido, todo normal, nada me llamo la atención, pero en un momento dado de conversación y antes de partir hacia el centro, Daniel nos tomó los nombres de todos y yo ante la curiosidad le pregunte para que los necesitaba, y su respuesta me llegó al corazón: haré y situare en un sitio determinado( por decidir) una placa conmemorativa y pondré los nombres de todos los que hicieron posible la limpieza para la utilización de estas rutas. Lo cual me lleva a recordar las impresiones que me hice sobre Daniel en el momento de conocerle y afirmarme en ellas. ¡Lastima que no haya muchas mas personas como Daniel! Personalmente para mí fue el broche final a un estupendo día que no olvidaré nunca.
Sin más que contaros, un saludo para todos y espero que hayáis disfrutado con este relato y dar las mas sinceras gracias a todas las personas que lo han hecho posible.
C.DS.R.
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