Cuando jóvenes soñamos,
que del mundo somos dueños
y de pronto despertamos
maldiciendo nuestros sueños.
Soñé que el cielo surcaba
en un barco de papel,
que hacía torres de arena
y un castillo de Babel,
se me daba por buscar
las piedras en los caminos,
espinas a los rosales,
tormentas en vientos frescos
y ver ríos sin caudales.
No quería darme cuenta
que los días hacen meses,
que los meses hacen años.
Y no tardé en descubrir
que es imposible subir
escaleras sin peldaños.
Ahora vivo el presente,
doy por bueno mi pasado
soy como un árbol florescente
que vive gracias al sol
y a lo que lleva sepultado.
Doy rienda suelta al futuro
me queda mucho por hacer
mejor no lo hicieron otros
cuando quisieron negarme
el derecho de nacer.
Jacobo S.
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