Un año que acaba, otro que comienza; es hora de la reflexión sobre el año que acaba, algunos pequeños objetivos conseguidos, otros no, y otros que como son a largo plazo, he cumplido en parte; unos me producen satisfacción personal, de los demás aprendo, no ceso en el intento, ahora ya sé cómo no se consiguen, yo insistiré, pero esta vez con más experiencia, con más entusiasmo.
Unos se consiguen simplemente siendo perseverante, día a día, sin prisa pero sin pausa, con paciencia y tranquilidad. Otros, sin embargo, hay que utilizar mucho más la cabeza, hay que valorar más los pros y los contras, incluso a veces hay que asumir que no das para más, que a lo mejor, tienes muy buenas cualidades en algunas cosas y muchas carencias en otras, nadie es perfecto, sería horrible, entonces es cuando te puedes plantear observar a los demás o pedir opiniones y de esta forma aprovechas la experiencia de otros, que como tú, se han topado con esos obstáculos o con otros, pero que siguen ahí, intentándolo. Me hace gracia ver como hay personas que piden consejo sobre los trucos de un juego de la Play e interactúan entre ellos entusiasmados para superar esos obstáculos, y sin embargo, para las cosas realmente importantes de la vida, los obstáculos de la vida real, se los guardan para ellos de una forma traumática, como si sólo le pasase a ellos, lo viven de una forma personal e incluso se deprimen por no poder superarlos, con lo bonita que es la comunicación y lo divertido que es vivir la vida real. La vida te la puedes tomar como quieras, eso es decisión tuya, pero es evidente que si te la tomas con resignación y estando a la defensiva, la mochila se irá llenando de cositas, que según tú, no tienen solución, pero porque no te has molestado en resolverlas o simplemente te has dejado caer a la primera, esas cositas van pesando, cada día más y más, hasta que te caes de rodillas, sin fuerzas, culpando a la vida, a su supuesta dureza, o culpando a los demás, a las circunstancias, cuando lo único que te ha perjudicado es tu actitud tan perezosa ante la vida, tu comodidad, tu egoísmo de quererlo todo hecho, con lo bonito que es tener la satisfacción de haber afrontado tú solito las cosas y salir victorioso, con lo bonito e inteligente que es tener la suficiente humildad de pedir consejo, de observar a los demás, de saber escuchar a los que están viendo tu problema desde una perspectiva más coherente, esa misma que tú ves en los demás cuando el problema es el suyo.
Para este año me marcaré nuevos objetivos y continuaré con los que no he conseguido el año pasado, pero eso sí, con actitud positiva y siempre dispuesto a aprender, porque la vida es un aprendizaje constante, es un desafío en el que lo divertido y satisfactorio está en ir superando obstáculos, con tu sello personal, con tu inteligencia y, sobre todo, con mucha humildad, que es la madre, junto con la paciencia, de todas las virtudes.
C. Campos
viernes, enero 15, 2010
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