viernes, junio 05, 2009

GRACIAS POR HACERME PERGRINO




Quiero, en primer lugar, destacar que tengo casi 59 años y a pesar de que en mi infancia he escuchado mas misas que el obispo, ya desde los seis años hasta los trece he formado parte del coro de mi pueblo el cual entre misas, comuniones, bodas y bautizos, nos pasábamos mas tiempo el las Iglesias cantando estos eventos que en mi propia casa, aun así y con todo esto, mi religiosidad evoca mas bien al escepticismo que a la fe en sí. Cada vez que pienso en Dios, me siguen abordando un sin fin de dudas que quizá sean debidas a mi ignorancia en estos temas, y porque no decir que también existe la marcada influencia de que mi padre por eso de ser un comunista recalcitrante me marcó en cierta medida, su influencia porque como casi todos sabemos, los comunistas y la Iglesia, como que no son buenos amigos. Con todo esto la experiencia que traigo de FÁTIMA, es una experiencia religiosa, nunca mejor empleado el título. Bromas a parte, yo tenia la firme convicción de que estas peregrinaciones giraban en su totalidad entorno a un sistema de marketing por eso de que la practica totalidad de los negocios del pueblo de FÁTIMA, están enfocados entorno religioso, y esto no se en que medida , es un poco cierto, pero no es menos cierto que el espíritu de solidaridad, empatía, altruismo y sobe todo compasión, ternura y preocupación que se siente por cada semejante es tan real y tan penetrante que me atrevo a afirmar que de esta manera sólo se pueden sentir en este lugar. Cuando en una explanada inmensamente grande como la de FÁTIMA con toda la magnitud de la basílica vieja al frente, la Capeliña a un lado, y la nueva basílica por detrás, mas de doscientas mil personas concentradas en la explanada escuchando una ceremonia católica y que a la vez se escuchen las respiraciones de las personas de tu entorno, ese silencio que se escucha es tan significativo, transmite tan enorme sentimiento de paz que en ese preciso instante no existe mas mundo ni deseas que exista. Si a la vez añadimos, que es más de media noche, se celebra en el mismo escenario la misma misa, y todas y cada una de estas personas portan una o dos, o cuatro o mas velas encendidas, el espectáculo es tan sobrecogedor y tan tierno que duele el alma de tanto gozo. Y si en este mismo escenario con la misma o con mas gente, desde el balcón de la vieja catedral se emite una misa oficiada por un obispo engalanado con su mejor atuendo para la ocasión y secundado por mas de cien ayudantes, entre curas y voluntarios, y si añadimos un inmenso coro de monjas cantando como los ángeles es tan impresionante emocionalmente que hace llorar de jubilo. Y porque no resaltar para mi, el momento mas emotivo, cuando todos estos feligreses armados de pañuelos blancos alzados los brazos en ristre dirigiendo un saludo de despedida a nuestra señora de FÁTIMA cuando se bate en retirada hacia su altar en su Capeliña , no tengo palabras para describir tanta ternura.

Muchas mas cosas podría escribir respecto a esta experiencia, pero por mucho que dijera en esta misiva, siempre me restarían cosas que añadir, con lo cual tan solo me limitare a dar gracias a todas las personas que me ayudaron a realizar este periplo y que sin duda repetiré en cuanto me sea posible lo cual espero que en esta ocasión pueda realizarlo por mis propios medios y arrastrar si fuera posible a otras personas para que sientan lo mismo que yo.





AGRADECIMIENTOS:

Quiero resaltar la encomiable labor del cura de este Centro (D. ISAAC) sin su total implicación, con los presos, esta experiencia no habría sido posible, también resaltar la inestimable colaboración del grupo de cristianos voluntarios de SAN MIGUEL ARCÁNGEL cuya labor altruista cotidiana, no deja margen para la especulación, son a todas luces enviados de DIOS a esta tierra tan yerma de creyentes y tan falta de comprensión y compasión. Tan bien tengo palabras para los tres miembros y representantes del equipo de tratamiento del Centro, D. NONITO, como jefe de servicios, D. MANUEL, como educador del CIS de Vigo y Dña. Paz como Psicóloga del Centro cuya labor no es menos importante que la de los anteriores.

Cuando embarcamos en el autobús a la salida, pude experimentar la sensación de inseguridad e incertidumbre que se reflejaban en el rostro y gestos del jefe de servicios, de ahí que su trato con nosotros, a pesar de que siempre fue correcto, era muy diferente al del regreso. Esto quiere decir que me siento orgulloso de demostrar que, aunque presos por un determinado delito, siempre conservamos, al menos en mi caso, la dignidad y el sentido de la responsabilidad y del deber, en toda su integridad. Es por esto también por lo que doy gracias a estas personas por darme la oportunidad de demostrarlo.

A. O. B.

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