miércoles, marzo 21, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 41


La mate porque era mía… (Mujer Contra Mujer)

¡OH si!... he de confesar que me gustaba como cantaba Ana Torroja. Haré más, confesaré también que aprovechaba las ventajas de mi trabajo para situarme a los pies del escenario y verla bailar desde tan privilegiada situación. ¡Ah!... no es necesario que envíen al verdugo para refrescarme la memoria; sí me gustaba ella, su expresión, su voz, su vestuario...

No dejé pasar ninguna oportunidad de hablar con ella; era (creo que aun lo es), terriblemente tímida y; esto es muy vulgar… me firmó discos, CDs, entradas, camisetas y en uno de los conciertos de “Descanso Dominical” me señaló con el dedo índice de su mano izquierda, para dedicarme aquel tema “Hijo de la Luna”. ¡Por Melian! Que morbazo. Han pasado 15 años y aún recuerdo que desee hacer un estudio topográfico, un mapa de los caminos y paisajes que aquel dedo había recorrido.

Disculpen vuestras reverencias el sordo erotismo que mis dedos garabatean en el papel, son órdenes de arriba (mi cerebro tiene un día… así). En realidad quería hablar de otra canción, de cómo la cantaba, de cómo emocionaba al público, de cómo hacía brotar lágrimas en una parte de la concurrencia, siempre masiva, de cómo aquella letra hizo tanto por la liberación (real) de tantas mujeres.

Si Anita podía cantar aquello sin ser excomulgada (dudo que le importase algo), es que ya era posible ir saliendo del armario. No es que ahora no haya prejuicios (y perjuicios), los hay pero en ese tipo de asuntos, como en casi todo, las mujeres son más tolerantes que los hombres. Es evidente que la homosexualidad femenina está mucho mejor vista entre las mujeres que la homosexualidad masculina entre los hombres.

Y esto no es incompatible con el hecho de que, el mejor enemigo de una mujer es, generalmente, otra mujer o, cualquier hombre que diga un “no” en un momento inadecuado, esto es, donde debería de ir un: ya veremos, puede que si, tengo que pensarlo, dame tiempo. Esto lo cantaba mejor Joaquín Sabina en aquel tema… “llegas demasiado tarde princesa, búscate otro perro que te ladre princesa”.

El “no” parece formar parte de la herencia mitocondrial de las mujeres (esto es una redundancia), porque de de la herencia cultural está claro que si forma parte. Lo usan mucho, sobre todo con los hombres pero, no soportan escucharlo. También es cierto que la mayoría de los hombres (que deberían estar acostumbrados a oírlo), no parecen entenderlo. Generalmente, cuando ellas dicen “no” y ellos entienden: no ahora, no hoy, no así y casi nunca: no contigo.

El sueño me llama, a ver si hoy hay suerte y nos vemos en Hawai, Bombay ....


A. V. de B.


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