La mate porque era mía… (Nostalgia…)
Puede que las teorías de Darwin se revelen al fin como la única verdad; puede que se encuentre el eslabón perdido. Es posible que ese eslabón perdido no sea el que esperaba el británico y se encuentre en otro lugar de la cadena o, incluso en otra cadena, más próxima a la imaginación de las mentes poco científicas de Tolkien, Lewis, Verne o Asimov.
Hoy la tecnología sustituye a la fuerza y hace posible que las mujeres estén presentes en todas las profesiones (salvo en aquellas en las que, por sus particular concepción del mundo, la tecnología y cualquier otra cosa que ponga a la mujer al mismo nivel que el hombre, es vista como un mal necesario) y, esto no tiene marcha atrás salvo cataclismos sociales.
Me gustaría que los sueños de muchos de mi generación se hubiesen hecho realidad también entre los “tres sexos”. Libertad, Igualdad y Fraternidad; o mejor aún que no se tuviese en cuenta el sexo y se hablase de: espacios para el sexo, momentos para el sexo. Hacer más el amor y menos la guerra; vivir y dejar vivir; Acabar con los tabúes. Estas eran las subversivas ideas que alimentaban nuestros debates a la luz de las hogueras, en los campamentos del Movimiento Júnior al calor de la Teología de la Liberación que gustaba a los Cristianos de la Frontera.
Estábamos decididos a hacer lo imposible para que en un futuro todos disfrutásemos de las mismas oportunidades; para que todos (incluso las mujeres) entendieran que la verdadera belleza era la del alma y los concursos de mises puro nudismo femenino que en nada beneficiaba al colectivo femenino. A acabar con la represión sexual que sufrían las mujeres, el honor mal entendido y el miedo; a educar a nuestros hijos con el ejemplo de estos valores, a defenderlos y no dejar que nadie volviese a arrebatárnoslos.
¿Que ha pasado? ¿Cómo hemos llegado a esto? No lo sé. No me lo explico o… quizá sí y la explicación no me gusta. ¿Eran necesarias tantas leyes y normas de discriminación positiva? Eso no es igualdad de derechos, puede que contribuya al equilibrio formal pero, toda imposición tiene consecuencias. La constitución que nos dimos reza claramente que “…no habrá discriminación por razón de sexo. Entiendo que, ni negativa ni positiva. No se trataba sólo de lograr la igualdad ante la ley, sino de que ese concepto calase en la mente y en las costumbres sociales (se entiende que las costumbres deben de tener un reflejo en las leyes…). Pero, desgraciadamente no se ha conseguido y lo más triste es que, en algunos aspectos, estamos peor que a finales de los años 70.
A. V. de B.
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