lunes, septiembre 20, 2010

UN DIA EN PRISION

Un día en prisión, es sin lugar a dudas, un día hacia la libertad, y al decir Libertad, ello es sinónimo de vida, por consiguiente, un día de vida, debe ser ante todo, un día de alegría y de bienestar. Y si el bienestar, no puedes ser físico, que lo sea al menos moral, psicológico, social y sobre todo afectivo.
Es pues que a todos estos valores, debo añadir la amistad, que es sin lugar a dudas, refugio del hombre y de su libertad. Por ello, nada mejor que compartir un día con mis amigos.
-Desde ese punto de vista, debo decir, que soy un observador privilegiado. Ya que al mismo tiempo que observo. De buena fé y gran humildad, mis compañeros, me dan aquello que tienen de más precioso. Su confianza!!!
-Tirso. Hombre con raíces, de buen fondo y buen saber. En Derecho se
define como “Hombre Bueno”.
-Agustín, mi compañero de celda. Por su dura vida, me aporta la humildad y
sencillez, que dan sentido a la vida. El poder ser feliz sin nada!
-Telmo. Hombre de mundo. Buenos modales, Caballero de los pies a la
cabeza. De elegancia y convicción profunda. Amante de los libros y
bellas mujeres. Infieles de preferencia. Creyente del Dogma. Franco,
dinero y mujeres. Los franceses dicen “Un bon vivant”.
Siempre lo imaginó con Borges en La Habana, comentando aquello de:
“Editamos para dejar de corregir”. Mojito en mano y lo que se tercie.
-Carlos. Digno sucesor de EUGENIO y fiel maestro de la ironía del verbo.
-José Luis. El hombre que nunca debiera haber venido, pero ya que está.
Bienvenido. A él debo, mis primeros pasos informáticos.
-Bentejui. Mago del balon, digno hijo y fiel amigo
-Abdul, Príncipe del orgullo.Tengo mis dudas que sepa que esta en prisión.
Fiel al Islam y a si mismo.
-Manfred. Ser rudo del Norte, con el deseo de un vivir un atardecer sureño.
-David. El hombre que da forma a mis escritos. Hasta hoy escritor
vocacional, y futuro premio Nadal.
-Giovanni, Veterano de guerra, digno sucesor de Berlusconi. El dice: (Una
mano lava l`altre, e toute due la facha).

Estos son algunos de mis compañeros de viaje. Viaje a la Libertad.
Siempre les recordaré. Siempre estarán conmigo, por sus virtudes, sus defectos. Ellos son para mí ante todo. Amigos del más hermoso de los viajes.
El de la Libertad. . .


Benigno A. V.

sábado, septiembre 04, 2010

DIFERENTES E IGUALES

Jorge es católico practicante y Abdul ferviente musulmán. Zen “el chino” no lo sé, pero parece que está cercano a alguna religión oriental. Ernesto es ateo militante y Paco se queda en agnóstico que asiste a misa sólo en bautizos y bodas.
Todos están en el mismo espacio y respiran en el mismo patio.
Jesús es casi millonario ahí afuera y Manuel no tendrá ni para comer el día que le dejen libre. Eduardo es licenciado universitario y José Juan se apuntó este año en el curso de alfabetización. Klaus habla cuatro idiomas perfectamente, (además de algunos saludos en rumano, árabe y gallego) y a Mohamed le cuesta expresarse bien en su idioma oficial.
Todos comparten actividades y comedor.
Andrés tiene toda su familia a 9.000 kilómetros y Raúl a sus padres a 15 minutos en coche. Juan viajó por medio mundo y “parte del extranjero” y Bamba lo único que conoció aparte de su aldea natal es el estrecho y dos prisiones en la península. José cumple en octubre 73 años y Pablo 19 en diciembre.
Todos guardan silencio en cada recuento.
Condenados y preventivos. Por delitos graves y sanciones económicas no pagadas. Con años en prisión y recién llegados. Reincidentes y novatos. Internos reinsertables y casos perdidos.
Todos ya conocen como duele perder la libertad.
Un día en prisión, compartir un módulo con más de cien historias, es algo imposible de vivir o experimentar en ningún otro entorno.
De cualquier situación y experiencia, por dolorosa que sea, por triste que sea, siempre se puede y se debe extraer algo positivo, que nos enriquezca en lo humano.
El mestizaje cultural, el espacio interracial, la variedad idiomática y demás diferencias nos deben enseñar.
Enseñar, sobre todo, que las diferencias y lo distinto no es tanto cuando, ante todo, valoremos a la persona en sí y no por su origen, creencia o status social. Todos podemos sentirnos ciudadanos del mundo.
CARLOS C.