sábado, agosto 23, 2008

DIARIO DE PRISION


20/08/2008


buen ambiente en el patio, deporte, sol, la actividad -aunque sea de los demas- estimula y genera optimismo. La sangre nueva que llegó a las comisiones pueden dar un nuevo ritmo a la vida en el modulo. Hay que generar el orgullo de ser del MODULO 6. concienciar a la gente de que somos REFERENCIA para otros módulos . Que somos observados y que nuestro modelo de vida tiene que ser imitado: no hacer las cosas para justificarse ante funcionarios, educadores o responsables, sino hacerlas porque nosotros creemos que deben hacerse: que es lo correcto, lo adecuado y lo mejor para nosotros y los demas.

Quizás desde este modulo, se esté colocando una pequeña piedra para conseguir lo que debe ser un sueño y una realidad: las CARCELES GESTIONADAS EN EL DIA A DIA POR LOS PROPIOS PRESOS, que vendría a ser el triunfo de la dignidad personal de los que se encuentren en un Centro Penitenciario: perdemos libertad, pero no vamos a perder el sentido de la responsabilidad, la autoestima y el saber que se puede contar con nosotros. Ustedes nos dan, nosotros respondemos a esa confianza y si alguien falla, somos nosotros los que tenemos que ganarlo para la causa, ayudando y generando fuerza y confianza en los demás: el problema no es caer, sino saber levantarse y saber que el sol sale todos los dias.

Es importante hacer las cosas –incluso las mas sencillas- convencidos de que esa forma de hacer es la adecuada para que el modulo funcione. La rutina de hacerlas bien, significa la rutina de un buen funcionamiento del Modulo

Telmo D

jueves, agosto 21, 2008

EL TIEMPO EN PRISION


El tiempo en prisión puede tener dos opciones: o verlo pasar o dejarlo pasar. Lo primero es el lento correr de las agujas del reloj, la caida de las hojas del calendario, esperando –normalmente- lo que nunca llega. En este caso el tiempo es el enemigo, con el que se lucha dia a dia, inmesicorde, implacable, realista y cruel.

En el otro sentido, está la sensación de la indiferencia ante el paso del tiempo, el dejarlo correr, el olvidarse de él, el prescindir del reloj buscando la mejor terapia: el entretenimiento, la ocupación.

Cuantas veces en nuestra vida cotidiana en libertad, nos lamentamos de no tener tiempo para proyectos interiores, de enriquecimiento o de evasión personal. La carcel nos

debe servir para eso: para mirar hacia nuestro interior y tratar de crecer hacia dentro: Tiempo para la reflexión, el recuerdo, el proyecto; para la evaluación, en suma.

¡ cuantas veces nos hubiera la pena, pararnos cinco minutos, media hora, simplemente para pensar, para reflexionar sobre circunstancias concretas, hechos puntuales, para estudiar a las personas del entorno. Si lo hubiesemos hecho, si hubieramos “ perdido “ esos cinco minutos, esa media hora, quizas muchos no estuvieramos aquí ¡

la prisión nos debe ofrecer “tiempo interior” , nos debe servir para planificar los proximos DIEZ O VEINTE AÑOS de nuestras vidas, - que no es facil - con una premisa

basica: MANEJAR NOSOTROS NUESTRAS CIRCUNSTANCIAS y NO DEJAR QUE ESAS CIRCUNSTANCIAS NOS ARRASTREN: el hombre debe ser dueño de su destino, manejar y decidir sobre su entorno, sus amistades, su familia….

Desde la “ serenidad de la riqueza de tiempo que existe en la carcel “ se debe ir templando esa fortaleza de decisión, se debe ir adquiriendo “disciplina personal”, ir creando pequeños objetivos cotidianos y conseguirlos: fortalecer la autoestima, descubrirnos a nosotros mismos con cosas que ni siquiera sabiamos que teniamos en nuestro interior. Serenidad, fuerza, disciplina, reflexión, valoración, proyección personal, planificación, crecimiento personal ….. todo esto y mas debe ser el tiempo en prisión.

Todo, menos perder el tiempo: eso sí que es una autencica prisión.


T.D.G.

jueves, agosto 14, 2008

MI PRIMER PERMISO

Estoy a punto de disfrutar mi primer permiso. Jamás pensé que la espera se iba a hacer tan intensa. Desde que entré en prisión, hace 21 meses, no volví a salir a la calle. A veces intento imaginar lo que es cruzar la puerta hacia el exterior, la sensación de libertad, de amplitud…..debe de ser muy enriquecedora. Volver a ver la “luz”. Lo que si estoy seguro es que lo voy a disfrutar a tope con mi familia y con mi pareja.

Antes de entrar en prisión apenas valoraba una serie de cosas que ahora veo que hacen mucha falta. Ese abrazo de mi madre, o los buenos días de cada mañana, el beso de las buenas noches. Las vacaciones de mi padre, que se echa casi más de la mitad del año fuera, también en una “prisión” muy particular. Todo el año rodeado de agua, está embarcado. Antes intentaba ponerme en su lugar para saber que era lo que sentía cuando se pasaba las navidades fuera de casa, o cuando había alguna celebración familiar, o simplemente el nacimiento de su nieta. Ahora sí entiendo esa situación. Y pensar que lleva casi 40 años así. Trabajando a miles de kilómetros de casa para poder sacar a su familia adelante, y mi remordimiento es “y así se lo pago, con la cárcel”. Pero el ahí sigue, ahí está, a mi lado. Nunca me falló, siempre dando ánimos. Él si que tiene fuerza, paciencia y sabiduría. Recuerdo cuando me decía siempre: -Hijo la verdad abre las puertas de la vida-, que razón tenía, a mi la mentira me las cerró y me llevaron a esto. También decía: -La libertad es muy bonita y hay que disfrutarla-, Y que razón tenía (quien mejor que el para saber lo que es la libertad).

Nunca diré que la cárcel es mala. Dependiendo de cómo la cojas. Siendo sincero a mí me hizo más bien que mal. Lo que no se puede es dejar que ella acabe contigo. También tengo que decir que tuve la ayuda y la oportunidad de que me dejaran participar en el módulo de convivencia. No quiero decir que la cárcel me enseñara cosas que no me hubieran enseñado antes mis padres, pero si me hizo ver las cosas de otra manera, también a aprender a entender a los demás y acabas dándote cuenta que los problemas de los demás son casi iguales a los tuyos, entonces sabes escuchar, y aprendes que el más listo de la clase no es que tiene siempre la razón.

Yo tengo mucha suerte. Tengo un destino que me mantiene ocupado fuera del módulo todo el día. ¿Y aquellos que no tienen nada que hacer? ¿En que matan el tiempo? Eso es algo en lo que hay que pararse a pensar. En la calle, en la vida diaria, enseguida decimos “me aburro”, y eso que estamos todo el día de aquí para allá. El sabe como protegerse de la cárcel, aprende a valorar el resto de su vida.

C.S.G.

viernes, agosto 01, 2008

Como interpretamos las actuaciones de los demás?

Me asomo a la ventana, veo más allá de los muros y recuerdo que detrás de ellos aún hay vida. Voy a aguantar un día más el tirón.

Llega el fin de semana. Últimamente no paro ni siquiera en sábado ni domingo. Y decir que al entrar aquí, una de mis mayores preocupaciones era como demonios me iba a pasar el tiempo. Ahora no me llega, pero mejor. Es época de fiestas intermodulares, actos en el siocultural, etc.

Voy a comentar algo que me hizo circular las lágrimas por los ojos. Desde hace un tiempo un compañero del grupo de música venía arrastrando mala leche, pero de las que se aguantan bien, sin problemas. Pero a esa mala leche hay que añadirle que no daba pie con bola en su trabajo. Había enfados, malas palabras, incluso alguna subida de tono que al final quedaba en nada. Así es él, como las margaritas, “te quiero, no te quiero, te quiero no te quiero………” bueno, pues el chaval es “te hablo y al cabo de dos minutos te cuento un chiste”. Todo es conocerlo. Pero a lo que iba. Llevaba unas semanas muy raro. Hasta que en una de las actuaciones que hace el grupo, ya no hacía nada a derechas, entonces vienen las típicas rencillas. A la semana siguiente hubo unas charlas en el salón de actos, a las que tuvimos que asistir para darle servicio a los profesores que vinieron a darlas. La situación exigía que todo estuviera perfecto, para que pudiera quedar bien y todos saliéramos contentos, pero constantemente fallaba en algo. Intentábamos ayudarlo pero no se dejaba. Esta vez los gritos eran de verdad, y las malas palabras cada vez más seguidas. Lo último que pienso en ese momento es que algo malo debe de estar ocurriéndole, entonces para que se calme le doy una reprimenda. Y la cosa quedó ahí. Intento entender que es lo que le pasa para poder solucionar el problema. Bueno, pues en esa misma semana, el miércoles por la tarde antes del videofórum, vino por el salón de actos. Me mira con cara triste, y sus dos primeras palabras fueron “lo siento”. Entonces se abrió a mí. Y por fin me comentó lo que le pasaba. Su mujer acababa de perder el hijo que les venía en camino. En ese momento no sabía que decir, que contestarle. En una milésima de segundo pasaron mil ideas y pensamientos por mi cabeza, y entonces fue cuando no aguante y casi me echo a llorar. Intenté apoyarlo y procurar que se sintiera mejor con mis palabras. Nos abrazamos mientras los dos conteníamos las lágrimas.

No tengo hijos, pero sí pareja desde hace tiempo. Se perdió una vida y no fueron dos de milagro. Sentí un dolor como si fuera mío propio. Yo no puedo perder hijos por que no los busco, pero hay personas que están fuera esperándome. Mi madre, mi padre, mis hermanos, mi sobrina o mi novia. Yo estoy encerrado, pero ellos siguen con su rutina diaria de la vida. Y en un revés puede pasar algo (que espero que no) pero lo que quiero decir es que perder a alguien cuando estás en una situación como esta, debe ser el castigo más grande que puede hacer después de haber perdido a esa persona en si.

Aquí la vida diaria con los compañeros o amigos acaba siendo muy estrecha, para bien o para mal, lo cual a veces es inevitable. Y aunque parezca raro acabas sintiendo el dolor del que está al lado tuyo día a día. Sufres su dolor. Aunque aún queda alguna gente que lo de los demás les es indiferente. A los cuales yo les animo a que se paren a pensar “¿Y si fuera yo?”. A todos nos gusta que alguien nos consuele, por mucho que intentemos ir de machotes por la vida. Preferimos ir a un psicólogo o experto, cuando seguramente lo tengamos cerca de nosotros, en nuestras vidas.

Días malos los tenemos todos, pero no hay nada como regalar una sonrisa o una palabra a alguien que lo necesita.


CHRISTIAN A. S.