Estoy a punto de disfrutar mi primer permiso. Jamás pensé que la espera se iba a hacer tan intensa. Desde que entré en prisión, hace 21 meses, no volví a salir a la calle. A veces intento imaginar lo que es cruzar la puerta hacia el exterior, la sensación de libertad, de amplitud…..debe de ser muy enriquecedora. Volver a ver la “luz”. Lo que si estoy seguro es que lo voy a disfrutar a tope con mi familia y con mi pareja.
Antes de entrar en prisión apenas valoraba una serie de cosas que ahora veo que hacen mucha falta. Ese abrazo de mi madre, o los buenos días de cada mañana, el beso de las buenas noches. Las vacaciones de mi padre, que se echa casi más de la mitad del año fuera, también en una “prisión” muy particular. Todo el año rodeado de agua, está embarcado. Antes intentaba ponerme en su lugar para saber que era lo que sentía cuando se pasaba las navidades fuera de casa, o cuando había alguna celebración familiar, o simplemente el nacimiento de su nieta. Ahora sí entiendo esa situación. Y pensar que lleva casi 40 años así. Trabajando a miles de kilómetros de casa para poder sacar a su familia adelante, y mi remordimiento es “y así se lo pago, con la cárcel”. Pero el ahí sigue, ahí está, a mi lado. Nunca me falló, siempre dando ánimos. Él si que tiene fuerza, paciencia y sabiduría. Recuerdo cuando me decía siempre: -Hijo la verdad abre las puertas de la vida-, que razón tenía, a mi la mentira me las cerró y me llevaron a esto. También decía: -La libertad es muy bonita y hay que disfrutarla-, Y que razón tenía (quien mejor que el para saber lo que es la libertad).
Nunca diré que la cárcel es mala. Dependiendo de cómo la cojas. Siendo sincero a mí me hizo más bien que mal. Lo que no se puede es dejar que ella acabe contigo. También tengo que decir que tuve la ayuda y la oportunidad de que me dejaran participar en el módulo de convivencia. No quiero decir que la cárcel me enseñara cosas que no me hubieran enseñado antes mis padres, pero si me hizo ver las cosas de otra manera, también a aprender a entender a los demás y acabas dándote cuenta que los problemas de los demás son casi iguales a los tuyos, entonces sabes escuchar, y aprendes que el más listo de la clase no es que tiene siempre la razón.
Yo tengo mucha suerte. Tengo un destino que me mantiene ocupado fuera del módulo todo el día. ¿Y aquellos que no tienen nada que hacer? ¿En que matan el tiempo? Eso es algo en lo que hay que pararse a pensar. En la calle, en la vida diaria, enseguida decimos “me aburro”, y eso que estamos todo el día de aquí para allá. El sabe como protegerse de la cárcel, aprende a valorar el resto de su vida.
C.S.G.
Enhorabuena por tu texto, con tu permiso quisiero imprimirlo y darlo de ejemplo a algunas personas. Espero tu respuesta
ResponderEliminarEnhorabuena por tu texto, con tu permiso quisiero imprimirlo y darlo de ejemplo a algunas personas. Espero tu respuesta
ResponderEliminar¡Qué texto más bonito! me ha encantado...
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