El Jueves (el secuestro…)
He dejado pasar un par de semanas antes de escribir acerca del secuestro de la revista satírica El Jueves. Lo hice porque con semejante noticia se me calentó la cabeza y hasta los pelos se me pusieron como escarpias, recordando otros tiempos (vividos) que creía, pasados, olvidados, irrepetibles. Días en los que a la hora de las noticias, sólo se podían escuchar en la Radio las que se cocinaban en las redacciones de RNE porque todas las emisoras estaban obligadas a emitir aquellos informativos y, sólo aquellos. Tampoco es que ahora haya mucho donde escoger pero… lo impuesto siempre sabe peor.
No es para menos, hacía más de veinte años que en España no se secuestraba una publicación. Y, no es que yo crea que a día de hoy exista una verdadera (ni siquiera una aceptable) libertad de expresión, no. Sé que no existe, sé que cada día que pasa es más difícil que exista, que eso de la “autorregulación” no es más que otro nombre para otro tipo de censura y que el único medio de comunicación que escapa (los dioses sean loados) a todas las censuras, es el más joven: la gran red de Internet. Demasiado grande y, sobre todo, demasiado distribuida para ser controlada por los estados (aunque algunos lo intentan…).
Pero, a pesar de todo, y porque con el paso de los años uno va siendo menos gilipollas y arreglándose con las victorias que suceden (como con las erecciones…),cuando suceden, por pequeñas y poco duraderas que sean y; como lo de la libertad de expresión y opinión es imposible (por mucho que lo diga
Ahora, después de estos días en los que he pensado mucho y detenidamente en lo que debía decir al respecto. Porque, eso sí, nunca he tenido ninguna duda de que algo hay que decir siempre que alguien limita un derecho fundamental (aunque sólo lo intente…); si no se grita al menos un “mecagontó” cuando le pisan a uno la cabeza ¿Cuándo se va a gritar?, ¿sólo al árbitro en los campos de fútbol?. Miren vuestras eminencias que eso de gritar para adentro, tan tolerante y bien visto en las democracias, estresa mucho y los gritos acumulados acaban por salir, casi siempre por donde no deben y haciendo daño.
Como es evidente que no me ha sentado nada bien que el Fiscal General del Estado, nombrado por un gobierno que se dice progresista, socialista y hasta republicano, haya creído que sobre ciertas personas o, ciertas instituciones, no se pueden hacer bromas ni crítica alguna por muy del género satírico que sea la publicación. Miraré muy mucho la forma de ponerle a parir a él, al gobierno que se lo consiente y a la institución que dice que tal… pero está encantada con lo hecho; sin que pueda ponerme otra condena.
A. V. de B.
Hola mi nombre es Cristina, y ésta blog me ha posibilitado conocer mejor la circunstancias de estas personas... Saludos desde Gualeguaychu Entre Ríos Argentina
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