En un escrito anterior reflexionaba sobre los diferentes aspectos que, a mi juicio, la verdadera libertad contiene. Venía esta cuestión a cuento de que aunque nos cercenen temporalmente la capacidad de decidir adónde movernos con libertad podemos sin embargo cultivar otras formas complementarias de vivir y conocer otros mundos, otras personas, otras culturas,…, otras formas de vivir enriquecedoras de la nuestra.
Sin embargo, olvidé conscientemente hablar de otro aspecto sobre el que trabajar y sembrar en paralelo. Se trata de viajar a nuestro mundo interior y conocernos mejor, tratar de destilar lo mejor que de nosotros se pueda obtener para aprovecharlo más adecuadamente en el futuro. La estancia obligada en prisión puede permitirnos –deberíamos intentarlo, al menos- mirar a nuestro interior y analizarnos, conocernos y obtener las conclusiones oportunas sobre nuestras intenciones futuras, nuestras fortalezas y debilidades y poner en cuestión aquellos objetivos que nos guiado hasta ahora para, si así fuese necesario, corregirlos.
Durante el tiempo que llevo en prisión he escuchado decir varias veces a compañeros aquello tan manido, pero no por ello menos real, de que este tiempo vivido aquí, encerrado e imposibilitado para realizar plenamente una vida social, familiar y laboralmente aprovechable es un “lapsus vital” inútil y perdido. Y es bien cierta esta afirmación.
Sin embargo, propongo al lector que repiense este tiempo de condena y lo intente convertir en un campo productivo para sí mismo y para su futuro. Se trata, pues, de prepararnos para aprovechar la vida que vendrá; desenmascararnos ante nosotros mismos y conocer aquello que mejor nos define: encontrar nuestras fortalezas para potenciarlas, y aflorar nuestras debilidades para minimizarlas. De esta forma, nos haremos una idea cabal de qué caminos podremos tomar una vez recuperada la libertad y nos enfrentemos al mundo exterior.
Frecuentemente se oyen opiniones, por parte de presos excarcelados y con su deuda saldada ante la sociedad, acerca de lo duro y difícil que es el mundo cotidiano, que nadie regala nada, que se carga con el sambenito de ser un ex convicto y que arrastramos una marca que hace que la “gente normal” no nos ofrezca oportunidades. Decir que las anteriores afirmaciones no recogen una realidad cotidiana y muy dura sería falso. Pero resulta, en mi opinión, que esos efectos pueden minimizarse si nos esforzamos por cultivarnos y potenciar lo bueno que tenemos cada uno de nosotros. Así sabremos qué podemos ofrecer al salir, qué tipo de “producto” somos para el “mercado laboral y social” en el que nos tenemos que insertar. Para la “gente normal” no resulta fácil aceptar de buenas a primeras a un ex preso como compañero de trabajo o de comunidad o, por supuesto, ofrecerle un trabajo y confiar en la persona.
Algún lector pensará: y eso ¿cómo se hace? Resulta claro que todos sabemos los aspectos que pueden valorarse en “la calle” a la hora de vivir el día a día en cada faceta que queramos analizar: laboral, familiar, social. Así que todos tenemos pistas. Pues bien, lo que yo propongo es mezclar los factores ya comentados: mejorar nuestras habilidades y cultura, potenciar lo mejor que tenemos que ofrecer y tener en cuenta qué busca cualquier individuo de “la calle” en cada faceta a la que nos enfrentemos.
Desde luego, no existen fórmulas mágicas ni soluciones universales para personas como nosotros. Lo que sí resulta cierto es que limitarnos a dejar transcurrir el tiempo de condena sin pensar en todas estas cuestiones es garantizar, sino el fracaso de nuestra reinserción, sí mayores dificultades. Por tanto, no ahorremos esfuerzos y pongamos todo de nuestra parte para aprovechar la segunda oportunidad.
J.A.L.R.
La sociedad actual nos tiene sumidos en un constante estado de inconsciencia, no nos permite la reflexión.
ResponderEliminarTodo está mediatizado por el qué dirán, el que pensarán y por el comportamiento condicionado por las "mayorías". No nos comportamos en clave de lo que uno mismo espera, sino por lo que la sociedad espera.
La identidad de cada uno existe, pero está oculta. La sociedad no permite ver al individuo.
Realmente la vida nos está dando constantemente otra oportunidad que la circunstancia social no nos permite aprovechar. Seamos conscientes de ello e intentemos valorarnos como individuo. Si logramos un comportamiento consciente y en libertad (la que comienza respetando la libertad de los demás) podremos realmente aprovechar nuestras fortalezas y minimizar nuestras debilidades. Con ello podríamos ser capaces de comprometernos con la coherencia de nuestros actos, cumpliendo nuestras propias expectativas; y evitando que nos defraudasen la consecuencia de nuestros actos por la opinión y/o reacción de los demás.
Carpe Diem, aprovechemos el momento presente, sea cual sea.
He leído este escrito y estoy de acuerdo en que para aportar al entorno a la sociedad enriquecimientos nacidos de nosotros, han de hacerlo desde el interior y hemos de madurar y crecer en nosotros mismos para reflejarlo después.
ResponderEliminarEsta sencilla reflexión, tan compleja a la vez, hemos de hacerla continuamente en nuestro camino por la vida y simplemente el cuestionárnoslo es muestra de que estamos madurando ante el entorno. Un entorno difícil en este momento, para quienes están privados de libertad y también difícil para quienes estamos fuera... porque hemos de marcar directrices por las que guiarnos, en medio de la vorágine de la vida...
Aprendiendo qué es lo que buscamos, qué es lo que queremos, qué nos embellece, qué nos engrandece, la recompensa del esfuerzo, las alegrías de los triunfos obtenidos, en la lucha continua de "medrar"... de mejorar, de crecer por dentro, nuestro juicio, nuestra sensatez ... que serán bien recibidas por el entorno sin duda, regresando a nosotros nuevamente, transformados en aceptación, en integración social, en bienestar emocional...
Observo J.A.L.R, que este tiempo de preparación para el futuro, te es óptimo, puesto que tus razonamientos son sencillos, lúcidos y realistas y estoy segura, sentarán las bases del entendimiento sobre tí mismo y el camino que te espera recorrer.
Entiendo hemos de ser humildes para dejar que lo bueno de nuestro interior brote, sin que se vea manchado por desconfianzas, dudas, inseguridades… y éste, es un camino difícil, porque sólo si es sinceramente bueno dentro de nosotros, encontrará el camino para llegar al exterior, todo lo mejor de nosotros mismos que podamos aportar al futuro y nuestro entorno. Hemos de dejarnos descubrir a la par que nos descubrimos nosotros mismos… y es difícil.
Todo mi ánimo, para este nuevo camino J.A.L.R., mi ánimo también para quienes lean este escrito y tengan este gran proyecto en su vida, que es mejorar y superarse a sí mismos, tan difícil… que requiere derribar barreras y limitaciones del entendimiento en momentos difíciles, para liberarse y prescindir de ellos, descubriendo la belleza de vivir sencillamente. Sencilla y tranquila vida, qué maravilloso proyecto…!!!
Estoy segura, que estas reflexiones te ayudarán a superar con éxito esta etapa, en que muchos de vosotros ahí, tendrán este mismo proyecto… otros en cambio, estarán derrotados, vencidos… abandonados… sin ánimo de lucha, sin esperanza…
Observo que tú, en cambio… has iniciado ya, el camino a tu libertad, con tu entendimiento sobre la situación actual y entendimiento también del tiempo futuro, escuchando al entorno… previniendo qué espera de ti la sociedad… qué puedes aportar tú.... Me alegro. Me gusta tu carta.
Ánimo, J.A.L.R.
El escrito, me parece que describe el parecer y sentimiento de una persona falta de esa libertad física, que enfoca el problema de la vuelta a la "normalidad", desde un prisma establecido por una sociedad egoista.
ResponderEliminarNo es sólamente una cuestión del que está "dentro", es sobretodo una cuestión de los que tu denominas "los de fuera", todos somos "gente normal", lo que quizás no ves es que los que tienen una deuda pendiente somos los de "fuera", con esto quiero decir que os obligamos a que a mayores de saldar vuestra deuda os sintais obligados a duplicar esfuerzos en reinsertaros, no es asi!, somos nosotros los que debemos ayudar, somos nosotros los que sentimos esos miedos absurdos, esa doble moralidad, somos nosotros los que no tenemos perspectiva de la realidad.
En la vorágine de la sociedad actual nos es más cómodo no reflexionar, no pensar y en consecuencia marginar, apartar y depreciar a aquellos que no siguen el ritmo, o se incorporan a destiempo, deberiamos hacer un viaje a nuestro interior y de esa manera decubrir que esos que se incorporan más tarde tienen más humanidad y sensibilidad que nosotros.
Esto me lleva a pensar que los que estamos a destiempo somos nosotros, porque no tenemos la sensibilidad de mirar y tender puentes.
Asi pues tu escrito me hizo ver que el esfuerzo por valorar lo que se aporta a una sociedad debemos hacerlo todos, unos y otros y podríamos empezar por no vernos como los de "dentro" y los de "fuera".
Yo, personalmente, enfoco el asunto como los marineros que van a esas"mareas" de 9 meses, al volver todo es normalidad, sin más. No hay diferencia, al menos por mi parte; no permitamos que asi sea en este caso, porque si lo hacemos, lo hacemos nosotros no la situación en sí. El periodo carcelario, no es excusa para que nos miremos con otros ojos, no es motivo para que nadie pida más esfuerzos, nos es justificación para que alguién mire por encima del hombro a otro púes nadie es más que nadie y desde luego nadie es mejor que nadie. La estancia en prision debe ser simplemente un parentesis en la vida, un trozo de tiempo que debe ser aprovechado( por todos) para ver la realidad con una perspectiva más pura y no cargada de ideas preconcebidas. Comentas que uno debe prepararse para la reinserción, y bien apuntas que no hay fórmulas mágicas para que ese proceso no sea traumático.
La pregunta que me hago es la siguiente: quién dijo que tenia que ser traumatica? quien dijo que tiene que haber "clichés"?, Quién dijo que habia que ver la ficha de alguien y no ver a ese alguién simplemente por lo que es?
Quiénes somos nosotros para ejuiciar a otra persona? Sólo me viene una respuesta a la cabeza: no somos nadie para hacerlo, y nadie dijo que debamos hacerlo, y si alguién lo hizo, o lo hace, yo digo:como buen "jallejo" que no accepto a las primeras de cambio que alguién me dicte cómo comportarme hacia las demás personas, me niego a mirar a los demás por lo que su ficha dice que son, en vez de cómo son!
Ánimo, todavia quedamos personas, no sólo hay gente en este mundo.
¡qué interesante reflexión sobre la reinserción, vista desde dentro y desde fuera,desde las personas que tu llamas "normales"!
ResponderEliminarYo creo que la salud de una sociedad está en función de su calidad sanitaria, económica y educativa.Soy profesora y creo que la cárcel es una institución que debería ir a la par con la educación...por eso creo que un programa como el que estáis llevando a cabo es muy importante, tanto para vosotros, como para los que lo leemos.Internet es un recurso excelente para la reflexión personal y social.
Muchos besos.
Os felicito, las chicass10 intentaremos este año 2008 poder hacer nuestro blog desde dentro...
Para mi es difícil reflexionar sobre esto porque solo lo veo desde el lado de los de “fuera”, nunca he vivido una privación de libertad y es por esto que creo que lo que dice JARL es bien cierto, hay que aprovechar el tiempo “dentro”, porque no vuelve, porque no se puede perder y porque no sirve de nada lamentarse de ello. Solo se me ocurre animar a los que están “dentro” a seguir los consejos de JARL y a los que estamos “fuera” a permitir que los que realmente hayan aprovechado el tiempo de manera positiva, tengan la segunda oportunidad que merecen. Quizás entre todos podamos hacer que el mundo de “dentro” y el de “fuera” se acerquen, se entiendan y de una vez por todas, conseguir que los que salen tengan una vida normal; que es lo justo y lo necesario para esta sociedad.
ResponderEliminar“No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”
(Epicteto de Frigia)
La libertad de dentro y de fuera .A veces el mundo exerior es una cardel mayor.
ResponderEliminarNo creo que las cárceles ayuden mucho a la reinsreción de las personas. Mas bien creo que la persons que logra reinsertarse; es porque en su interior lo desea.Y aprobecha el impas que le dá la estancía en la carcel para tratar de prepararse.
pero lo más importante es como tú bien dices mirar hacia dentro, a partir de ahí, comienza una nueva etapa en la vida de cada uno. Nigún tiempo es perdido si al menos intentamostener respeto por nosotros mismos y por el que está fernte a nosotros. Esa es la verdadera libertad de las personas .Ánimo y feledidades por no admitir un aderrota a pesar de las cicunstancias.