viernes, febrero 29, 2008

Dª MERCEDES GALLIZO, Directora Gral Instituciones Penitenciarias visita el C.P.A Lama. SALUDO DEL COORDINADOR

Es bien sabido que la situación de las cárceles es de saturación y colapso, situación que hace que difícilmente se pueda llevar a cabo un tratamiento individualizado del interno, además de generar unas tensiones que suscitan que la vida en los Centros Penitenciarios se haga difícil y atormentada y que llevan a que la persona presa tenga que afrontar realidades desconocidas de permanente peligro en las que se hace imposible controlar los acontecimientos.

El capítulo VI del Título II del Reglamento Penitenciario habla de la participación de los internos en las actividades de los Establecimientos penitenciarios (Art. 55-61). Estamos en un módulo en el que, se puede decir, se dan algunos de esos parámetros pues los internos nos organizamos de modo asambleario y distribuimos las tareas por comisiones y grupos tratando de conseguir dar mayor protagonismo al preso. Todo lo hacemos con la ayuda y supervisión de una dirección, equipo técnico y funcionarios que han apostado por una cárcel distinta.

La transformación del módulo ha sido impresionante. Externamente se ve bien pintado y alicatado, sin muchos barrotes inútiles, decorado con plantas y cuadros, limpio y ordenado. Pero este cambio no ha sido sólo del edificio. El ambiente que se respira, cada vez más, es de cordialidad, de respeto, de convivencia consiguiendo, podemos decirlo con verdadera certeza, anular esa actitud de permanente desconfianza ante los que te rodean, actitud que la prisión genera y que lleva a desarrollar mecanismos de defensa y de auto conservación en medio de un ambiente hostil y agresivo. Hemos conseguido “humanizar” nuestro ambiente.

Estamos siempre ocupados: desde la limpieza diaria de las zonas comunes a los talleres de reciclado, marquetería, hilo y pirograbado, clases en el aula de informática, actividades deportivas y culturales,.. Procuramos evitar los conflictos y si surge algún problema se intermedia entre los afectados desde una comisión de internos. La convivencia desde el respeto es posible como fuente de enriquecimiento. La capacidad de cambio y de transformación de la realidad, también de la realidad carcelaria, es un hecho y aquí tenemos una prueba irrefutable de ello.

Hemos celebrado jornadas de convivencia con compañeros y compañeras de otros módulos, tres también con nuestras familias. Éstas son nuestro mejor apoyo y contacto con la sociedad, nuestra razón para no perder la esperanza y el motivo por el que luchar y querer recuperar la libertad que hemos perdido. Esas jornadas nos han ayudado no sólo a que nuestras familias hayan quedado un poco más tranquilas porque nos han visto bien, también han contribuido a luchar contra la acción despersonalizadora que en sí tiene la cárcel.

La permanencia en prisión no mejora la capacidad reinsertadora y resocializadora de la que tanto se habla y cuyo objetivo se persigue. Los límites e impedimentos, sin embargo, se hacen menguar con módulos como éstos en los que, todavía, queda potenciar la relación social y laboral para que sirvan de auténtica antesala al CIS y a la vida plena en sociedad, que sería el colofón ideal.

¡Gracias! Sra. Directora General. Sin su apuesta por módulos como éste no sería posible que yo, un interno, en nombre de mis compañeros pudiera dirigirme a usted como lo hago ni que, y es lo verdaderamente importante, esta realidad que he tratado de describir tan brevemente fuera viable. Perdone mi atrevimiento y osadía por invitarla a sentirse orgullosa de esta obra que, creo, es muy suya y no sólo nuestra.

E.R.F.

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