martes, noviembre 18, 2008

SALIDA PROGRAMADA: LIMPIEZA RUTA SENDERISMO RIO BARBEIRA ( II )


Después de coger fuerzas y descansar un poco, reanudamos la tarea con más ganas y sin darnos cuenta nos metimos en las dos de la tarde. Entonces se empezaron a escuchar el ruido de los estómagos vacíos y más de uno reclamó la comida, porque el cansancio y el hambre iban haciendo de las suyas. Fuimos andando hacia la casa de campo mientras por el camino íbamos comentando las anécdotas que nos fueron sucediendo durante el día. Allí nos esperaban los voluntarios que nos traían la comida, como se hacía antaño cuando se iba a trabajar al campo todas las familias. Así fue, nos ayudamos entre todos como si fuéramos una familia y el señor de la casa, que era un voluntario de los organizadores, nos dio unas mesas y unos bancos y montamos, allí en el camino el sitio donde comimos. A mi me parecía mentira estar pasándolo tan bien y además mirando a mi alrededor observé que a los demás les estaba ocurriendo lo mismo. Todos participaron en poner la mesa y poniendo la comida. Y cuando digo todos, me refiero a los compañeros, voluntarios y al educador, que fue en todo momento uno más de nosotros. La comida fue fabulosa, hecha en tarteras de barro. Consistía primero en empanada de atún y de segundo, pollo con pasta, acompañado de pan de bolla y para finalizar un termo enorme de café. La verdad es que nosotros nos pusimos las botas.
Si la comida estuvo bien, la conversación aún fue mejor. Bromeamos poniéndonos motes entre nosotros. Suso le llamó a Mario Cantacuco y como alguno no sabía muy bien que es eso de Cantacuco, hubo que explicarle que es donde los hórreos llevan la piedra de la cruz, que es el lugar en el que se suele posar el cuco. A otro de los compañeros le apodamos pociña, que está relacionado con el lugar donde nació. Charlando y contando anécdotas y chistes se fue pasando el tiempo sin darnos casi cuenta. Recogimos todo sin dejar nada atrás y volvimos ladera abajo para seguir la tarea, más contentos que los cucos porque entre la comida casera y el buen trato que nos dieron todo estaba saliendo como el día que cualquiera de nosotros hubiéramos deseado, fue casi como estar disfrutando de la libertad. Seguimos trabajando hasta las 5 de la tarde pero la verdad es que nos pasó volando.
El educador los voluntarios decidieron ir a tomar un poco de empanada que sobró del mediodía en el bar que es de uno de los voluntarios que se llama Dani.
Allí charlamos y dimos nuestros puntos de vista y casi todos quitamos las mismas conclusiones, que había sido un día perfecto, para mi inolvidable porque me sentí una persona más, integrado en la sociedad. Es un recuerdo que me llevaré de toda la pandilla, saliendo de la monotonía diaria por encontrarnos donde nos encontramos, aunque por suerte yo tengo el privilegio de estar en el módulo 6, donde lo más importante es el respeto y la convivencia. A cambio tenemos la suerte de tener la oportunidad de prepararnos para después de salir poder seguir la vida integrándonos en la sociedad, por lo que nos apoyan y nos ayudan nuestros tutores a llevar nuestra vida en prisión lo más amena posible.
Tan sólo me queda despedirme de ustedes señores lectores y darle las gracias a mis compañeros por este día maravilloso.


I.F.Q.

No hay comentarios:

Publicar un comentario