jueves, marzo 01, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 34


Desesperación y Muerte

Decían sus vecinos que llevaba años cuidando de su madre, que contaba 90 y hacía muchos que ya no reconocía a nadie. Era conductor de autobús y aún le quedaba tiempo para atender a un rebaño de cabras. Ayer agarró un hacha y con ella mató a su madre, a su esposa y a un hijo de 27 años. Después se desplazó unos 30 Km y con la misma hacha agredió, dejando por muertas, a sus dos hijas de 22 y 24 años en un noveno piso donde vivían, para terminar arrojándose por el balcón y morir sobre el asfalto de una plaza de aparcamiento para minusválidos en un pueblo de Toledo…

No existían denuncias por malos tratos ni órdenes judiciales de alejamiento. Las vecinas decían que era muy cariñoso con su madre, cuando la lavaba, la peinaba y la perfumaba. Me pregunto si a alguno de esos vecinos que hace unos minutos hablaban para los telediarios, se le pasó por la cabeza echarle una mano, hablar con él, poner el asunto en conocimiento de los servicios sociales. Si es que los servicios sociales llegan a ese pequeño pueblo… esos servicios sociales que actúan tan rápido (a veces demasiado…), cuando se trata de la protección de menores y tan lento si quien necesita ayuda es un adulto.

Es posible que esta tragedia no hubiese ocurrido si el finado hubiese recibido ayuda. Quizá, si no se le hubiese dejado sólo a cargo de una madre anciana, una esposa con problemas de movilidad y un hijo con frecuentes depresiones, no le hubiese vencido la desesperación. Quizá si sus hijas, que vivían a unos kilómetros hubiesen hecho algo más que vivir en otra parte, todo hubiese sido diferente. Pero… igual la casa del pueblo se había quedado demasiado pequeña y con tanta enfermedad ya no era posible vivir allí todos juntos. La realidad es que ha faltado poco para que hoy estuviesen todos muertos.

El Gobierno sancionó una ley para garantizar ayudas económicas a las personas que cuidasen de familiares totalmente dependientes o con graves dificultades de movilidad. ¿Se previó también el presupuesto necesario para ponerla en marcha?, ¿es que el salario de un conductor de autobús le dejaba fuera de semejantes beneficios?, ¿tenía demasiadas cabras? Puede que él no hubiese solicitado ningún tipo de ayuda o, a lo peor era tan orgulloso que se negó a recibirla y, no me refiero sólo a la económica.

En fin… qué sé yo. Que sabemos nosotros, pobre pueblo gobernado por políticos y comités de sabios. Debemos ser humildes y dejar que sus medidas corrijan este tipo de actos de violencia doméstica. Ya saben vuestras eminencias, ellos dicen que estas cosas se solucionan educando desde la escuela, haciendo que actúen las fuerzas de seguridad del Estado y, sobre todo endureciendo las penas… Eso dicen…

A. V. de B.


1 comentario:

  1. Está claro que nada es lo que parece, la gente solo ve los pocos minutos que dura un telediario y ya se creen con derecho a juzgar a los demás. Como tú dices, seguro que ninguno de sus vecinos que tan bien han hablado sobre ese pobre hombre, le habían ofrecido su ayuda y desde luego queda claro que mucho menos le han ayudado los que más obligación tenían de hacerlo, o sea se, los del gobierno o ayuntamiento.
    Todo es una mierda y un mentira gorda

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