jueves, mayo 10, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 54


Eutanasia Emocional (basura…)

Algo le pasa a mi brazo derecho. Tengo la papelera a menos de dos metros de la cama y hace 48 horas que no soy capaz de encestar ni una. Como además no soporto ver objetos tirados en el suelo, cada vez que yerro el tiro, tengo que acudir al rebote (mi alter ego maneja bien la pluma y el florete francés pero, no tiene ni puta idea de basket) y, me jode tener que levantarme cada poco.

Claro que puedo colocar la papelera más cerca, pero eso sería alterar las reglas del juego, jugar con ventaja y, soy contrario a tales maniobras. Si las metas no están lo suficientemente lejos, si en el camino no se presentan dificultades dignas de un noble adversario o, un adversario digno de ser vencido, ¿Donde está la emoción?, ¿Qué valor tendría la victoria? No, si el trabajo es fácil que lo haga otro.

Podría amontonar los papelitos, la lata de Pepsi vacía, el bolígrafo agotado y las colillas, sobre la mesita que tengo al lado de la cama y tirarlo todo junto por la mañana pero; ese es el lugar en el que reposan los libros que estoy leyendo ahora, el discman y mi reloj. No puedo poner la basura al lado de Herodoto, Marvin Harris, Mafalda Arnauth y, aunque me gusta fumar, no podría dormir con el hedor de las colillas tan cerca de mi sensible nariz.

He optado por una solución provisional, hice la cama en sentido contrario. Ahora tengo la almohada donde antes tenía los pies y puedo tirar a canasta con la izquierda. No lo hago bien aun pero es cuestión de entrenamiento, tiempo, dedicación, más ganas de buscar soluciones imaginativas a viejos problemas. Para cuando el servicio médico de aquí decida examinar mi brazo ya estaré a la altura de Larry Bird.

Lo de escribir con la izquierda es otra cosa, eso llevará más tiempo y no sé como afectará al estilo. A veces me dicen: “tienes que tener más mano izquierda” pero, creo que se refieren a otra cosa. Me conozco, y si con la diestra ofendo la sensibilidad de vuestras santidades, las más de las veces, no quiero pensar lo que pasará cuando lo haga con la siniestra.

Ayer tuve una horrible pesadilla, ¡la basura se peleaba dentro de la papelera! Oí como una colilla instigada por otra, llamaba “basura” a una bolsa de pipas Facundo vacía, vi como los papelajos se revolvían inquietos, como un paquete de Camel vacío saltaba fuera y tras él todas las putas pelusas que barrí ayer mismo. Al final un viejo mechero que anteayer había tirado porque ya no tenía gas, se cabreó y soltó un chispazo.

Seguí allí sentado mientras todo ardía recordando como, de niño, me sentía fatal si en cualquier película un personaje llamaba basura a otro. Mi niñez se perdió en el tiempo pero yo sigo odiando que una persona muestre semejante desprecio hacia otra y, no sé por qué, ayer en el sueño al oír a la colilla recordé aquella frase de Aquiles: “Por las noches veo a los hombre que maté, me están esperando allí, a la orilla del río Estige y me dicen: bienvenido hermano”.

A. V. de B.


No hay comentarios:

Publicar un comentario