jueves, mayo 31, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 58


Resurrección de “Mía” (1º)

Le prometo señora, que llevo todo el puto día pensando como escribir lo que los breves minutos de su visita apresurada, lo inesperado del encuentro, y mi maldito sentido jesuítico del momento oportuno; me impidieron decirle hoy al mediodía del veintidós de mayo. Al mediodía de su vida, si me permite la licencia; más allá del mediodía de la mía. ¿Sabe lo que significa esto verdad?, supongo que sí pero, esta vez no quiero que haya malos entendidos.

Por supuesto que me ha asaltado la tentación, varias veces, de ser condescendiente; de hacerme perdonar por no haber sabido escribir lo que usted quería leer, lo que necesitaba leer, lo que probablemente merecía leer. De pedirle perdón por todo el daño que haya podido hacerle todo el género masculino, incluso por pertenecer a el porque, aunque no fue mi elección cada poco siento cierta vergüenza ajena por ello y; porque no me resulta difícil ver en los ojos de una mujer el inconfundible rastro del sufrimiento.

Pero… no lo haré. Siento que sería como insultar su inteligencia, su valentía, la de todas las mujeres que sufren y de las que sufren y luchan. No se si le resultó cómodo venir a una cárcel, imagino que no pero, puesto que ha venido le haré un segundo regalo. Seré salvajemente sincero una vez más, evitando herir o confundir su sensibilidad.

¿Filosofía?, no, no… al menos no tanta como le pareció aunque, es cierto que estoy convencido de que algo más de filosofía no nos vendría nada mal. ¿Ha leído eso de “Menos Prozac y más Platón?. Mencionó usted la educación… y yo le pregunto: ¿cree que esa moderna tendencia a eliminar la filosofía de los planes de estudio, de los currículos y programas de algunas carreras universitarias, incluso la propia carrera, ayudará en algo a su causa?, a nuestra causa…

Cuando escribí sobre la herencia genética, la familiar, la cultural, la social; no hacía filosofía. Le prometo que entre los autores que he leído y que menciono en la serie “La maté porque era mía” (siento que el título le haya parecido fuerte, para eso lo puse pero, no era mi intención herir sino provocar… debate), no hay más que zoólogos, etólogos, antropólogos, sociólogos, psiquiatras y un par de psicólogos/as. Ningún filósofo.

La telaraña, el tejido social es el que es y nos influye a todos incluso a los que, como yo, nunca nos hemos sentido parte de el o, no hemos querido tomar parte ni partido en según que farsas e hipocresías. Quizá por ello la sociedad nos excluye aunque ese tipo de venganzas colectivas, no nos hace perder la cordura y seguimos teniendo ideas. ¿Quiere soluciones?, le dije que no las tenía, esa es la dolorosa verdad o al menos, parte de ella; no es lo mismo tener ideas que tener soluciones. Le dije que no tenía autoridad científica alguna para aportar soluciones y, es la verdad. Le dije que aportar soluciones es parte del trabajo de los técnicos pero, si quiere conocer mis ideas estoy dispuesto a exponérselas, con la menos filosofía posible.

A. V. de B

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