jueves, noviembre 16, 2006

AINI

AINI

La Aini bajó por entre las hojas de Lorien

Batió sus alas suavemente delante de mí

Mientras la luz coloreaba la roca

Bebió mis lágrimas como un colibrí,

su sal regresó dulce a mi boca

y su presencia perfumó de azahar el Beleriand.

Y así, suspendido el tiempo y la memoria

Posó sus pies sobre la hierba verde y habló

Sus palabras, viejas como las columnas de Doriath

Llegaban muy adentro, eran verdad y dolió,

Ya estaban allí antes, eran la historia;

La maldición de los hermanos, me contó.

Los que no despertaron ni nacieron del amor

Los muertos vivientes, los idos, los aborrecidos

Los que no deben figurar, los traicionados

Los que la leyenda no nombra, los abandonados

Los aniquilados, los que no existen, los olvidados

Los que nunca vieron los árboles de Valinor

Aini vino a contarme las cosas de los míos

A despertar una parte de mi mente dormida

A decirme dulcemente: “no fue vuestra la decisión”

Fuisteis hechos así y, arrojados a la vida

Nosotros lo oímos en la primera canción

Cuando los Eldar estaban aún dormidos.

Ella me abrazó en su regazo y vi la luz

Dejó que mirara en sus ojos la llama eterna

Y dijo: “nos quedamos entre vosotros por amor”.

El calor de su alma curó la mía, enferma

Y recibí apoyado en su seno, sin temor

Su amor, sobre mí, cayendo como un alud.

Aini susurró en mi oído: “tenéis derecho”.

Sólo debéis aprender a usar el alma

Toda la fuerza está en vosotros mismos

En vuestro corazón buscad el coraje y la calma

En vuestra mente sortead los abismos

Todo está ahí, desde siempre. Todo ha sido hecho.

Nadie sabe lo que él preparó para vosotros

Pero os llamó “mis hijos” y os dio valor

Las estrellas más brillantes duran menos, es verdad

En la primera música vimos vuestro honor,

El ansia de independencia y de libertad

Cosas muy valiosas que Eru no dio a otros.

Usadlos, vivid sin temor,

Luchad con ardor,

Morid con honor

Y seguro que volveremos a encontrarnos.

Despertaremos de nuevo

Como en Cuivienen pero, todos juntos en la eternidad.

En memoria de J. R. R. Tolkien que iluminó nuestra adolescencia y tierna juventud con un universo nuevo, otra religión y la ilusión de la inmortalidad. Namärie meldo ilfirin…

Thingol M-6

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