EL DOCTOR

En nuestra prisión tenemos de todo, hemos conseguido un microcosmos de personas, actividades y modos de vida, que nos hacen mucho mas soportables las horas de nuestra vida, en este transito o espacio vital que nos ha tocado en suerte.

Por tener tenemos hasta una “eminencia” de la medicina, hombre culto y vitalista, polifacético, persistente y artista de la palabra. Deportista y optimista. Quijote y paisano. Defensor de causas perdidas, como aquel personaje de Valle-Inclan “feo, católico y sentimental “ .Con la nostalgia de “cualquier tiempo pasado fue mejor” el doctor ha conseguido el difícil equilibrio de vivir entre la realidad de la prisión y una especie de propio mundo que le hace dueño de un optimismo a prueba de bomba. Con razón o sin ella, el doctor defiende sus argumentos con vehemencia: terco como una mula. En él se adivina el talento. Todo un personaje, este doctor que haría las delicias de los paisanos de cualquiera de nuestras aldeas profundas donde compartiría con los paisanos medicina, teología y la preocupación por los animales, las cosechas y las personas.

Me imagino al doctor presidiendo grandes claustros docentes, disfrutando de su condición de “bicho raro” entre sus ilustres colegas, presidiendo Círculos Culturales y Asociaciones benéficas, dándole ese aire de solemnidad necesaria a toda celebración.

En los grandes eventos de la prisión, el doctor retoma su “elegancia natural” y vuelve a la americana y a las formas de autentico gentleman de los aristócratas gallegos que nunca han renunciado a sus humildes orígenes. Le da “tono” a nuestros actos oficiales y oficiosos. Su ultima aparición publica, recogiendo medalla en las ultimas y exitosas Olimpiadas, sin desprenderse ni siquiera delante de las autoridades de su botella de agua y su botiquín, hizo las delicias del personal y merecia fotograma en el mejor cine de Berlanga

Todo un personaje, este doctor. Yo le admiro.


T D G