martes, agosto 21, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 61


El Jueves (el secuestro…)

He dejado pasar un par de semanas antes de escribir acerca del secuestro de la revista satírica El Jueves. Lo hice porque con semejante noticia se me calentó la cabeza y hasta los pelos se me pusieron como escarpias, recordando otros tiempos (vividos) que creía, pasados, olvidados, irrepetibles. Días en los que a la hora de las noticias, sólo se podían escuchar en la Radio las que se cocinaban en las redacciones de RNE porque todas las emisoras estaban obligadas a emitir aquellos informativos y, sólo aquellos. Tampoco es que ahora haya mucho donde escoger pero… lo impuesto siempre sabe peor.

No es para menos, hacía más de veinte años que en España no se secuestraba una publicación. Y, no es que yo crea que a día de hoy exista una verdadera (ni siquiera una aceptable) libertad de expresión, no. Sé que no existe, sé que cada día que pasa es más difícil que exista, que eso de la “autorregulación” no es más que otro nombre para otro tipo de censura y que el único medio de comunicación que escapa (los dioses sean loados) a todas las censuras, es el más joven: la gran red de Internet. Demasiado grande y, sobre todo, demasiado distribuida para ser controlada por los estados (aunque algunos lo intentan…).

Pero, a pesar de todo, y porque con el paso de los años uno va siendo menos gilipollas y arreglándose con las victorias que suceden (como con las erecciones…),cuando suceden, por pequeñas y poco duraderas que sean y; como lo de la libertad de expresión y opinión es imposible (por mucho que lo diga la Constitución Española) y se le van añadiendo obstáculos de toda índole y pelaje día a día pues… yo ya me iba conformando y, me parecía todo un triunfo, con que la censura no la ejerciese el Gobierno. Cuando de repente, aparece uno de los cándidos (no el de sindicalista, el otro… que tampoco es independiente) y me hace retroceder dos décadas; así, en picado.

Ahora, después de estos días en los que he pensado mucho y detenidamente en lo que debía decir al respecto. Porque, eso sí, nunca he tenido ninguna duda de que algo hay que decir siempre que alguien limita un derecho fundamental (aunque sólo lo intente…); si no se grita al menos un “mecagontó” cuando le pisan a uno la cabeza ¿Cuándo se va a gritar?, ¿sólo al árbitro en los campos de fútbol?. Miren vuestras eminencias que eso de gritar para adentro, tan tolerante y bien visto en las democracias, estresa mucho y los gritos acumulados acaban por salir, casi siempre por donde no deben y haciendo daño.

Como es evidente que no me ha sentado nada bien que el Fiscal General del Estado, nombrado por un gobierno que se dice progresista, socialista y hasta republicano, haya creído que sobre ciertas personas o, ciertas instituciones, no se pueden hacer bromas ni crítica alguna por muy del género satírico que sea la publicación. Miraré muy mucho la forma de ponerle a parir a él, al gobierno que se lo consiente y a la institución que dice que tal… pero está encantada con lo hecho; sin que pueda ponerme otra condena.

A. V. de B.

lunes, agosto 20, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 60


Sobre el genio y lo que viven del genio de otros

Sigo leyendo mucho. Suelo añadir: afortunadamente, pero a veces lo que leo me deprime tanto que, si pudiera, leería un poco menos o dejaría de leer. Creo que estoy condenado a seguir leyendo lo obvio, a seguir sabiendo lo obvio y a seguir esperando que lo obvio se haga, además, realidad. Esta semana leí que, en una de sus largas cartas a su hermano, Vincent van Gogh le pedía que dijese a un amigo (que por lo visto no entendía su pintura): “Dile que mi gran anhelo es aprender a hacer algo que siendo inexacto acabe siendo más verdadero que la verdad literal”.

Frases como esa le reconcilian a uno con la lectura, con el pensamiento, con el arte y, hasta con la propia mismidad. Así, a bocajarro, escrita por un hombre que buscaba, desesperadamente un sentido a su vida, a pocos días de pegarse un tiro. Pintando, también desesperadamente lo que casi nadie entendía; esos “dibujos infantiloides” por los que hoy se pagan miles de millones. Diciendo claramente lo que quería conseguir con su peculiar forma de pintar: una nueva forma de expresar la verdad. Lo consiguió claro, por eso a nadie dejan indiferente sus cuadros, por eso hay que alejarse de ellos para poder ver esa verdad tan poco literal.

Pero… también he leído una entrevista que en un semanario hacen a Eduard Punset, al que como político, consideré siempre un auténtico pedante y ahora como divulgador científico… veo que efectivamente estaba en lo cierto y que ya no tiene remedio, en una de sus siempre engoladas respuestas dijo: “El mono agresivo que todos llevamos dentro se crece en entornos familiares despóticos, con el ejercicio abyecto del poder, la primacía de las convicciones sectarias y grupales y, la ausencia lacerante de competencia social y emocional en los sistemas educativos”.

Parece obvio pero, la verdad es que como divulgador podría haberlo hecho mejor, ¿no? A no ser que quiera divulgar sólo para unos cuantos, o que crea que el común de los mortales ha leído lo mismo que él y entienda que coño quiere decir con esta kilométrica subordinada. Entre otras cosas porque, aunque comienza la frase con verdades antropológicas, zoológicas y etológicas y; la continua (muy políticamente correcto, él) ya en realidades sociológicas muy de actualidad, sigue por cenagales que, evidentemente, no conoce y; la termina totalmente perdido en la enorme pradera de los muy diversos (y no todos tan incompetentes) sistemas educativos.

Porque, no es tan fácil… divulgar consiste en comunicar bien a la mayoría, los propios descubrimientos o los de otros, extender el conocimiento. No se logra construyendo tres o cuatro frases bonitas con verdades, medias verdades y verdades del tres al cuatro, cogidas de aquí y de allá para soltarlas en todas partes. Y mucho menos sin nombrar a sus creadores.


A. V. de B.


martes, julio 17, 2007

COCAINA

CARTA A UN CONSUMIDOR DE COCAINA


Querido amigo:

Te escribo esta carta para pedir perdón, por haberte presentado aquella dama, de labios con sabor a miel.

Me han dicho, que conquisto tu amor y, que caíste rendido a sus pies, después de respirar el aroma de su piel blanca.

Si de su mano aún caminas, te pido que la dejes, porque, aunque pueda parecerte bella, tiene marchita el alma. Se entrega a ti por dinero, sus besos no son sinceros y con mil caricias te engaña.

Cuando sientas necesidad de beber, no pruebes de su agua. Ella no busca apagar tu sed, sino atraparte en sus garras.

Por mi parte, debes saber, que no la voy a permitir, que otra vez corte mis alas. Ahora que la olvide, nunca más querré volver, con aquella que fue princesa, en un triste cuento de hadas.

Un abrazo de tu amigo

Santiago.A.P.

lunes, julio 09, 2007

Retazos de mi vida en prisión


En los últimos años la vida me ha traído por derroteros del todo inesperados que me han llevado a tratar y a conocer a personas de las que, a botepronto, uno escaparía a toda prisa si alguien le anunciara que se las iba a presentar. No hablo de la vecina indeseable, la que se pasa las horas en la ventana o tras la mirilla de la puerta, siempre más preocupada por las novedades de conductas ajenas que por sus propios problemas (¿Tendrá vocación de C.S.I.? ). Tampoco me refiero al compañero de chollo que no pega chapa y que sólo piensa en ganarse el ascenso peloteándose al jefe, ni a aquél que no te explicas cómo a estas alturas y en estos tiempos puede pensar como piensa y... ¡decirlo! No, no hablo de esa gente, no.

Hablo del viejo que mató de un machetazo a su mujer, del joven condenado por la violación de aquella chica que le dijo no, del que se vino en patera y está en prisión, del que pensó en forrarse con un viaje y del que no hacía más que ‘ponerse’ para ‘viajar’, del que les ofreció a las que malvivían en la pobreza un futuro de ilusión para sólo darles una situación infrahumana,... Sí, hablo de ésos de los que no se quiere hablar si no es para exclamar que deben pudrirse en una cárcel o repatriarse a su país.

¿Sabías? Además de hablarse de ellos se puede hablar con ellos. Parece de Perogrullo. También tienen voz. Y sentimientos. Y sufren. Y padecen. Los hay que incluso lloran al despedirse de sus familias y amigos cada semana en locutorios, que se enternecen al ver a un niño sonreír y sueñan con ser libres cuando ven un pájaro volar. Sí, hombres y mujeres de carne y hueso, de corazón y sangre caliente que sufren como sufres tú y son felices con lo que tú eres feliz. Tienen en su debe, es verdad, deudas que tal vez tú nunca hayas tenido ni tendrás. Arrojan saldo negativo difícil o imposible de borrar.

El que mató a su mujer está en la enfermería. De noche se despierta, sobresaltado, repitiendo entre sollozos un nombre de mujer. Hace ya cinco años que cumplió los setenta. Pasa la mayor parte de las horas sentado y en silencio. No le gusta hablar. Es un hombre rudo. Necesita pañales y se resiste cada vez que hay que llevarlo a la ducha. Su cuerpo está tatuado por enormes cicatrices. Alguien me ha dicho que algunos de sus hijos fueron los encargados de ir hiriendo su cuerpo e, indudablemente, también su alma. De siete, cinco han ido entrando y saliendo de cárcel en cárcel. Él trabajó toda su vida en la mar. A veces, cuando la lucidez retorna a su mente, habla de sus mareas a Terranova, al bacalao. Entonces le escribían contándole unos progresos que no existían. Los aprobados de sus hijos, en realidad, eran suspensos y el dinero no aprovechaba precisamente para costear los estudios. ‘¿Por qué me engañaban?’, pregunta en voz alta esperando una respuesta que no existe. Una mentira tras otra y, continuamente, discusión tras discusión. Aquella noche aquel machete no se necesitaba allí. Tampoco era predecible que ella se hubiese cruzado en el instante justo. Él llora sin consuelo, repite una y otra vez el nombre de la que no regresará. Cree verla en su celda, a los pies de su cama, y no renuncia a seguir llamándola. Ya no hay remedio. Ella murió y él se extingue con la voz, el alma y el corazón rotos de dolor.

Quien se ocupa de él es otro preso. Sus ojeras parecen moratones. Y es que hay noches que las pasa en vela, sentado a su lado, sin tumbarse ni un solo minuto. Lo afeita cada mañana, le ayuda a vestirse y le cambia de atuendo varias veces al día. Se encarga de enviar a lavandería, para la desinfección, el pijama y la muda de la cama, a la que han tenido que acabar colocando un hule. Lo secunda como si de su sombra se tratase a pesar de velar, además, por los otros dos que ocupan la misma celda.

Al ‘violín’ cuando era niño lo tachaban de estúpido. No es que fuera sólo el tonto de la clase o de su aldea, del mismo modo lo estimaban en su casa. Su hermano mayor lograría ser la única excepción y quizás por eso se convirtiera en su referente. Sentía auténtica devoción por él pero, un día, se lo encontró muerto al llegar a casa. Se descerrajó un tiro en la boca con la escopeta de caza de su padre. Nadie supo nunca el motivo. La madre murió de pena. El carácter del padre se volvió todavía más agrio y más tosco. Era el hijo varón que quedaba y le correspondió trabajar de albañil para traer un salario a casa, vigilar del ganado y echar una mano en las restantes faenas del campo. El adolescente comenzó a beber, quién sabe si para olvidar, y acometió la empresa de salir de fiesta a las aldeas vecinas y a la discoteca de la ciudad siempre que la ocasión terciaba. No le importaba ir solo ni tener que recorrer a pie los kilómetros desde su aldea hasta la algazara. Era su escape, su desahogo, la única diversión aprendida. Durante el servicio militar, la etapa más noble y heroica de su vida, progresó su afición por el alcohol y germinó la de ir de putas. Fue precisamente después, con la mili cumplida, cuando ocurrió el fatal episodio que lo guió hasta la cárcel. En aquella discoteca ella estaba con sus amigas. No renunciaba a mirarlo y a sonreírle mientras cuchicheaba. Él, quizás ingenuamente, pensó que le gustaba. Se acercó y le preguntó si bailaba. Se negó. Continuó ojeándolo con mayor descaro y el chismorreo se contagió entre sus amigas que, ahora, lo miraban también y reían. Él no pudo pensar más que en un nuevo desprecio. Siguió bebiendo de modo compulsivo. Fue cuando ella dejó el grupo y se metió en el servicio cuando la acorraló. No consiguió forzarla, tal vez no fuera su última intención, y ante sus gritos, al fin, pronto acudieron. Le propinó los suficientes golpes como para que la tuvieran que atender por urgencias. El cumple condena desde hace más de ocho años y no le conceden permisos. Está bajo control médico y psiquiátrico para paliar su adición al alcohol y sus problemas mentales. Su padre ha muerto.

Un musulmán reclama mi atención por su simpatía y buen humor. Me cuenta que su condena es por ‘tráfico humano’. Era, reza su sentencia, el segundo patrón de la patera en la que cruzaban el estrecho. Lo cierto, sin embargo, es que se estrenaba subiendo a una chalana y que miraba el mar por vez primera. No sabe si venía más muerto de frío o de miedo. El jersey de lana le trepaba hasta las orejas y llevaba los ojos clavados en el horizonte esperando ver una patrullera. Le faltó tiempo para ponerse a gritar y a hacer señales en cuanto pudo percibir el gruñido de un motor y vislumbró a lo lejos el centelleo de unos focos. Casi se cae al agua él y todos los que viajaban hacinados en aquella embarcación. Se autoinculpó para que no lo repatriaran. Viene escabullendo la pobreza extrema, una vida sin ofertas y un futuro, cuando menos, poco halagüeño. ¿Qué tiene que perder? Puede que la vida pero... no parece allí valor en alza.

Un centroafricano me confiesa cómo y por qué llegó hasta aquí. Escapaba de la terrible guerra civil que devasta su país desde hace años. Se fuga de aquel horror y comete el delito de atravesar nuestra frontera con pasaporte falso. Un año y un día de privación de libertad y la deportación.

He visto a un joven a quien conocí en el 2001. Lo único que parece conservar de entonces es el llamativo color azul de sus ojos. Era de porte elegante, bien parecido, con aspecto aseado y limpio, más de niño bien que de maleante. Su delgadez, ahora, es extrema. Se ha rapado al cero y parte de su dentadura la ha perdido. Lleva tatuados los brazos, pendientes en la oreja y piercing en nariz y ceja. Acabó enganchándose y pillando el bicho. Entró a cumplir por un delito que cometió a los 18. Llevaba dos años trabajando cuando le llegó la citación del juzgado y le comunicaron su inmediato ingreso en el presidio.

A mis manos llega un recorte de prensa. Publican la carta manuscrita de una joven que exculpa a su agresor y le pide perdón. A él lo condenaron a cuatro años por agresión sexual. La joven, que ha cumplido ahora los dieciocho, se excusa diciendo que denunció cuando tenía trece y la indujeron a mentir. La sentencia habla de la prueba irrefutable fundada en el testimonio de la menor. Al condenado le niegan uno tras otro los permisos porque, dicen, no asume el delito.

Se estremece uno al pensar que puede haber quienes hayan sido condenados por algo que jamás hayan perpetrado, quienes no dejen nunca de clamar su inocencia y no sean escuchados porque nadie escribe a un periódico, no tiene medios para recurrir o, simplemente, porque no le conceden la revisión de prueba que solicita.

Pienso en quienes se suicidan en prisión, en quienes pierden la custodia de sus hijos y son abandonados por sus esposas, en quienes se han quedado sin amigos, sin trabajo, sin futuro y con la pesada carga de un pasado que marca indefectiblemente su presente. Podría recurrir a la imaginación pero, ¿hay algo más creativo que la misma realidad? Uno aprende. He aprendido a tener miedo a esos linchamientos públicos que recogen los medios de comunicación con excesiva frecuencia. He aprendido a temer ante los gritos de ‘¡penas íntegras!’, ‘¡que se pudran en la cárcel!’, ‘¡leyes más duras!’. Sí, me asustan los intransigentes, los que confían ciegamente en la ‘justicia’ revistiendo de infalibilidad a un magistrado y otorgando categoría de dogma de fe a una sentencia. Me asustan los que olvidan que ‘errar es de humanos’ y que todos, ¡todos!, incluidos los encarcelados, tienen derecho a cambiar.

No me asusta que un condenado a mil años de prisión salga en libertad a los veinte, que un narcotraficante o un violador se reincorporen a la vida en sociedad. Lo que me aterra es saber si detrás del tiempo que se les fue entre rejas parten convencidos de su error y dispuestos a recomenzar una vida nueva y distinta, o si tornan peor de lo que entraron, repletos de resentimiento y venganza contra todo y todos, como una fiera enjaulada.

Me pregunto cómo somos tan débiles que sólo podemos combatir y vencer, pero no perdonar. De Calderón es aquello de que ‘vencer y perdonar es vencer dos veces’.

Antes no me importaban un comino estas cosas, no vivía entre rejas y no había experimentado el sabor de la derrota, no conocía la frase de Ortega y Gasset: ‘manifiesta cierta pobreza de espíritu no estar dispuesto a ver en la derrota una de las caras que puede tomar la vida’. Me empeño ahora en la guerra más difícil, la de combatirse a uno mismo para alcanzar la mejor de las victorias, vencerse a sí mismo.

E. R. F., Módulo 6

lunes, junio 04, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 58


Resurrección de “Mía” (2º)

Mientras le escribía el capítulo anterior, un tipo del gobierno habla en la TVE 1 acerca de la puesta en libertad del conocido como “segundo violador del Ensanche”. El homínido (no recuerdo el nombre, mejor así) en cuestión se expresa tal que así: “…esto causa una gran alarma social, tenemos que abrir un debate y habilitar medidas de control post-delito…”. Y… me vino a la cabeza aquello que dicen que Cristo dijo en la cruz: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Debe tratarse de uno de esos asesores (personal de confianza…) que los gobiernos (todos) colocan en los medios de comunicación públicos, a veces parece que, con la única pretensión de complicarle la reelección al político que los nombró. Uno de tantos comisarios políticos cuyo único mérito es ser, nieto, hijo, sobrino o amigo de alguien… tan ambiciosos como atrevidos, desinformados e inútiles. Espero que a estas horas alguien lo haya puesto ya en el lugar que le corresponde, no voy a decir donde le pondría yo.

El mencionado mamífero habla y se queda tan ancho, de: “medidas de control post-delito”. ¡Joder! ¿Más post-delito que 16 años de cárcel a pulso? Supongo que oyó campanas y se le fue la olla; que en realidad quería decir: post-condena pero, como bien dijo un jurista a continuación comentando la misma noticia, las medidas de control se extinguen con la pena y su pena se extinguió; por lo tanto, cualquier medida de control posterior sería ilegal. Esto no quiere decir que no se pueda mantener una alerta, un seguimiento e incluso un tratamiento, siempre que él (que ya es una persona libre) lo pida o al menos lo acepte.

El hecho de que la Institución Penitenciaria (en este caso la catalana que pasa por ser o, quiere ser, ejemplo para la nacional) no haya sido capaz de aplicarle un tratamiento específico e individualizado durante 16 años lo dice todo acerca de su eficacia a la hora de rehabilitar a este individuo. La reinserción parece que la han dejado en manos del entorno social al que la ley por fuerza le devuelve. La misma sociedad que, a decir del desinformado ente parlante, se siente alarmada (¡ahora!) y quiere que los legisladores hagan algo. Es inevitable citar aquí a dos verdaderos expertos.

Julián C. Ríos Martín, de la Universidad Pontificia de Comillas: “La sociedad hábilmente teledirigida demanda más castigo… A cada noticia sensacionalista, nuevo cambio legal. Se legisla con precipitación, sin rigor, de forma técnicamente burda. Todo a golpe de telediario”.

Félix Pantoja García, vocal del C. G. P. J.: “La vida es algo más complejo que poner a un lado a los ciudadanos declarados decentes, y al otro los ciudadanos peligrosos, entre otras cosas porque no están claros los límites de esos mismos conceptos y porque algunas cosas de las que hacen los declarados decentes, contribuyen a crear otros ciudadanos peligrosos”.

Para finalizar no hay que olvidar que nuestra Constitución prohíbe juzgar a una persona dos veces por el mismo delito. Tomen nota todos porque hay muchas formas de juzgar; sólo una es legal y probablemente ninguna es buena.

A. V. de B.


sábado, junio 02, 2007

MUSICA QUE ABRE PUERTAS


El grupo Ying Yang cierra las jornadas del penal pontevedrés en la Escuela de Adultos.


Redacción / PONTEVEDRA/ FARO DE VIGO



La música les abre la puerta, no sólo de la prisión, sino también a la integración. El grupo Ying Yang, el buque insignia del taller musical del centro penitenciario de A Lama, actuó ayer en la Escuela Permanente de Adultos (EPA) de Pontevedra. Fue el broche de oro de las jornadas de intercambio prisión-EPA celebradas en el centro educativo de la capital con el fin de acercar el día a día de la cárcel a la sociedad.
A pesar de los iniciales contratiempos con el sonido, los integrantes del grupo Ying Yang, integrado por cinco varones y dos mujeres, demostraron que la música no tiene secretos para ellos. Canciones propias y versiones componen su repertorio, en el que no falta la animación y el buen ritmo, que como ya es habitual acaba contagiando al público.
La biblioteca de la EPA acogerá hasta el próximo día 8 la muestra de trabajos artísticos realizados por los internos de A Lama y que arroparon las jornadas de convivencia que finalizaron ayer.

jueves, mayo 31, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 58


Resurrección de “Mía” (1º)

Le prometo señora, que llevo todo el puto día pensando como escribir lo que los breves minutos de su visita apresurada, lo inesperado del encuentro, y mi maldito sentido jesuítico del momento oportuno; me impidieron decirle hoy al mediodía del veintidós de mayo. Al mediodía de su vida, si me permite la licencia; más allá del mediodía de la mía. ¿Sabe lo que significa esto verdad?, supongo que sí pero, esta vez no quiero que haya malos entendidos.

Por supuesto que me ha asaltado la tentación, varias veces, de ser condescendiente; de hacerme perdonar por no haber sabido escribir lo que usted quería leer, lo que necesitaba leer, lo que probablemente merecía leer. De pedirle perdón por todo el daño que haya podido hacerle todo el género masculino, incluso por pertenecer a el porque, aunque no fue mi elección cada poco siento cierta vergüenza ajena por ello y; porque no me resulta difícil ver en los ojos de una mujer el inconfundible rastro del sufrimiento.

Pero… no lo haré. Siento que sería como insultar su inteligencia, su valentía, la de todas las mujeres que sufren y de las que sufren y luchan. No se si le resultó cómodo venir a una cárcel, imagino que no pero, puesto que ha venido le haré un segundo regalo. Seré salvajemente sincero una vez más, evitando herir o confundir su sensibilidad.

¿Filosofía?, no, no… al menos no tanta como le pareció aunque, es cierto que estoy convencido de que algo más de filosofía no nos vendría nada mal. ¿Ha leído eso de “Menos Prozac y más Platón?. Mencionó usted la educación… y yo le pregunto: ¿cree que esa moderna tendencia a eliminar la filosofía de los planes de estudio, de los currículos y programas de algunas carreras universitarias, incluso la propia carrera, ayudará en algo a su causa?, a nuestra causa…

Cuando escribí sobre la herencia genética, la familiar, la cultural, la social; no hacía filosofía. Le prometo que entre los autores que he leído y que menciono en la serie “La maté porque era mía” (siento que el título le haya parecido fuerte, para eso lo puse pero, no era mi intención herir sino provocar… debate), no hay más que zoólogos, etólogos, antropólogos, sociólogos, psiquiatras y un par de psicólogos/as. Ningún filósofo.

La telaraña, el tejido social es el que es y nos influye a todos incluso a los que, como yo, nunca nos hemos sentido parte de el o, no hemos querido tomar parte ni partido en según que farsas e hipocresías. Quizá por ello la sociedad nos excluye aunque ese tipo de venganzas colectivas, no nos hace perder la cordura y seguimos teniendo ideas. ¿Quiere soluciones?, le dije que no las tenía, esa es la dolorosa verdad o al menos, parte de ella; no es lo mismo tener ideas que tener soluciones. Le dije que no tenía autoridad científica alguna para aportar soluciones y, es la verdad. Le dije que aportar soluciones es parte del trabajo de los técnicos pero, si quiere conocer mis ideas estoy dispuesto a exponérselas, con la menos filosofía posible.

A. V. de B

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martes, mayo 22, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 57


Eutanasia Emocional (El tormento…)

Hace un par de semanas no era más que una premonición, uno de esos latigazos que la intuición envía hacia abajo y recorre toda la columna vertebral hasta la mismísima punta de la cola evolutivamente perdida en lo físico pero no del todo en el recuerdo. Como un “déja vu” milenario que libera dosis letales de adrenalina, retira la sangre de los capilares dejando sobre la piel el color de la parca.

Es parecido a un orgasmo pero, doloroso. No físicamente doloroso, duele porque cuando te azota sabes que es cierto. Recuerdo que sentí la necesidad de compartirla (la premonición) y, camuflándolo de superstición se lo conté al Boss of the blog: “algo terrible está a punto de ocurrir, porque últimamente todo está saliendo demasiado bien…” le dije. Es mejor que crea que soy genéticamente supersticioso. Si le cuento la verdad puede suponer que he sufrido una pérdida masiva de neuronas y, nadie en su sano juicio concederá un permiso a un chalado.

Pero ocurrió… y sí, ha sido terrible. Una experiencia dolorosa, placentera y emocionante a partes iguales. Un evento poderoso, capaz de parar de golpe el lento proceso de Eutanasia Emocional; difícil de metabolizar y aun más difícil de explicar. Lo intentaré y espero que vuestras eminencias Ilmas. No vean nada más que lo que es. No vayan más allá, que ya bastante lejos queda esto. Imagínense que una mañana, mientras se afeitan, se aplican una suave capa de maquillaje (o ambas cosas); tienen un descuido, se alejan un unos centímetros del espejo y… lo que ven no coincide con la imagen que de sus mismidades tienen en la memoria; porque sus neuronas hace siete días que olvidaron hacerle olvidar la pinta que tenían hace una semana.

¿A que es jodidamente deprimente recordar con todo detalle la cara que tenían hace una semana y ver en el espejo la de ahora mismo? Otra forma de conseguir el mismo efecto salvajemente multiplicado sería ponerles delante, sin previo aviso, a un amigo que no ven hace diez años. Mirarán sus canas, las marcas que el tiempo ha dejado en sus rostros y el eco de sus propios pensamientos les hará creer que están haciéndolo desde su propia tumba. Nada podrá evitar que una parte de su recuerdo les susurre al oído: “si el tiempo ha hecho esto con él, que no habrá hecho conmigo”.

La culpa la tiene el alcaide. Estaba yo seguro de que encontraría la forma de torturarme, para qué sino aplazar mi ejecución. Lo que nunca imaginé es que mi alma hubiese de estarle agradecida por ello y… lo está. Debe de ser una variante carcelaria del “Síndrome de Estocolmo”. ¡Joder!, que coño le pasa a mi cerebro… mejor lo dejo ahora o, acabaré escribiendo que es un buen tipo y, eso no se puede decir. No desde aquí dentro.

A. V. de B.


lunes, mayo 21, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 56


Eutanasia Emocional (Rectificar…)

Es de sabios, dicen… y, debe ser por eso que parece difícil, muy difícil. Debe de serlo porque, casi nadie lo hace. Menos, cuanto más fuerte es la prevalencia de quien se ha equivocado sobre el que sufre o simplemente recibe el yerro. Sin embargo, a nadie rebaja ni merma la autoridad, rectificar, disculparse o incluso pedir perdón cuando uno se ha equivocado. Lo contrario si es mezquino, perverso y hasta cruel si, por mantenella y no enmendalla, se mantiene el daño y/o el castigo y, ese es el pan de cada día.

Lo hacen los padres con los hijos (estos lo harán con los suyos si ello es lo que aprenden) y, según vamos escalando roles en el ámbito social, la conducta se repite ¿Cómo va un jefe a reconocer que se ha equivocado?, si no hay más remedio que reconocerlo, ya buscará a alguien que cargue con el deshonor de disculparse ¿Cómo va un político (con cargo) a reconocer que la ha metido hasta atrás (la pata…) y, si por casualidad (o premeditadamente), le pillan con una becaria haciéndole una felación (esta palabra es horrorosa, las populares están mucho mejor) bajo la mesa del despacho pues… se cambia el concepto de relación sexual.

¿Cómo va una compañía de transportes ferroviarios a reconocer que el tren arrolló a los finados albañiles porque la barrera del paso a nivel estaba subida cuando debería estar bajada? No, primero se intenta cualquier otra estratagema, incluida la de insultar a los muertos haciéndoles cargar con la responsabilidad del desastre. Después, si no queda más remedio porque algún videoaficionado (cada día hay más, grabando inconveniencias como esta o del tipo: cinco policías de uniforme apalizan a uno que no es policía) graba la puta barrera más enhiesta que un mástil, se busca un responsable o dos y se les decapita ante la multitud.

¿Cómo va un juez a reconocer que se ha equivocado al valorar las pruebas (si las hay) y, aun más al dictar una sentencia condenatoria que ha enviado a la cárcel a un inocente? Uff, eso si que no y; aquí se llega a absurdos del tipo: Le condenan esgrimiendo como única prueba el testimonio de la víctima que, interpretan como cierto y lo ponen debajo del título “hechos probados”, olvidando que para romper la presunción de inocencia del acusado, es necesario que concurran unos mínimos requisitos entre los que se encuentra uno que emana del Derecho Romano “para condenar a alguien basándose exclusivamente en el testimonio de la víctima, es imprescindible que el hecho por el que se juzga al acusado haya ocurrido y esté probado, esto sí, que ha tenido lugar”. Los jueces no rectifican jamás, nunca, aunque como en el Crimen de Cuenca, el muerto aparezca al cabo de 20 años o, que como en otros más (dolorosamente) cercanos, la víctima se arrepienta y reconozca públicamente y ante el mismo juzgado que… mintió, que actuó de mala fe, por venganza o pretendiendo un beneficio.

Y aun les parece extraño que la valoración de la Justicia por parte de los ciudadanos, sea más baja que la de la Iglesia. Otros que pretenden mantener indefinidamente la exclusiva de condenar u otorgar el perdón cuando les peta, y así les va.

A. V. de B.


lunes, mayo 14, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 55


Eutanasia Emocional (adolescencia…)

Debe ser la edad, me falla la memoria y ya no recuerdo todo lo que escribí en los capítulos perdidos de este ya largo diario. Sólo les dejo leer lo menos escabroso, imagino que ya lo suponen. Lo contrario sería como ser el gran hermano de uno mismo y aquí ya tenemos a la Institución Penitenciaria para que se encargue de eso. Cuando lo hacen bien resulta difícil hasta suicidarse sin interrupciones.

Recuerdan por ventura vuestras eminencias si alguna vez escribí algo parecido a: “sean buenos, cumplan las leyes aunque no las conozcan o un juez les meterá en la cárcel”. Es posible que no porque, presumo que los niños y adolescentes no leen este tipo de blogs. Por cierto, ¿recuerdan que era lo que más les fastidiaba cuando eran adolescentes? Yo sí. No lo he olvidado nunca, ni siquiera cuando, años después de perder la adorable adolescencia, hube de pasar unos cuantos años cuidando de un numeroso grupo que acababa de llegar… a la adorable adolescencia.

Quizá por eso, cuando hacían preguntas interesantes (las preguntas de los adolescentes, siempre lo son), evité respuestas del tipo: “porque sí”; “porque lo digo yo” o; “responderé esa pregunta cuando tengas edad para entender la respuesta”. ¿Qué hacía cuando llegaban las preguntas difíciles? (siempre llegan…). Algo muy sencillo: responder. Y… ¿que respondía? Pues… ¿la verdad? O quizá habría que decir, la versión mas adecuada de la verdad, probablemente, si, eso es.

La verdad a veces es demasiado cruda pero, tiene una gran ventaja; nunca hay una sola versión de la verdad y, la más adecuada depende del punto de vista de quien escucha; de lo convincente que sea la respuesta y; sobre todo, de la autoridad moral de quien responde. La autoridad moral no se persigue, ella nos alcanza si mantenemos la determinación de ser sinceros por encima de cualquier otro principio. Esto es: ser sincero/a siempre, incluso si es para decir que no se conoce la respuesta porque, es muy posible que en la adolescencia existan todas las preguntas pero, es seguro que ningún adulto conoce todas las respuestas.

Y cuando llega el momento, ese momento en el que no tenemos la respuesta adecuada, echar mano de la humildad (es sabio ser humilde) y, decir la verdad; aunque la verdad sea: “no sé que decirte, no conozco la respuesta pero, la buscaré porque sé que es importante para ti”. No mentir deliberadamente, ese es el secreto para mantener la autoridad moral. La verdad, aún en su versión más cruda (si hay que echar mano de ella), a la larga, siempre es mejor que una mentira. Decir la verdad no garantiza, no ser condenado. Le gente sincera no evita la cárcel sólo por serlo pero, es seguro que un condenado sincero es moral y emocionalmente “superior” (incluso a quien le condenó). ¿Fuerte, verdad?, La verdad en crudo siempre lo es.

A. V. de B.


domingo, mayo 13, 2007

RUTA CICLISTA A LAMA:







Saída. C.P. A Lama, Monte Racelo. 465 mts.

Km. 1 Praia Fluvial do Río Verduxo. 430 mts.

Km. 3 Parroquia de Antas. 520 mts.

Km. 6 Carballeira da Nosa Señora das Ermidas. 680 mts.

Km. 10 Liñares. Fervenza do Río Xesta. 530 mts.

Km.. 11 Paradela. Muiños. 440 mts.

Km. 13 Xende Cruceiro. 490 mts.

Km. 15 Gaxate. Río Oitavén. 360 mts.

Km. 18 Forzáns. 395 mts.

Km. 21 Caritel. 475 mts.

km. 23 A Pedreira. Capital do Concello. 472 m

Km. 25 C.P. A Lama. 460 mts.

jueves, mayo 10, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 54


Eutanasia Emocional (basura…)

Algo le pasa a mi brazo derecho. Tengo la papelera a menos de dos metros de la cama y hace 48 horas que no soy capaz de encestar ni una. Como además no soporto ver objetos tirados en el suelo, cada vez que yerro el tiro, tengo que acudir al rebote (mi alter ego maneja bien la pluma y el florete francés pero, no tiene ni puta idea de basket) y, me jode tener que levantarme cada poco.

Claro que puedo colocar la papelera más cerca, pero eso sería alterar las reglas del juego, jugar con ventaja y, soy contrario a tales maniobras. Si las metas no están lo suficientemente lejos, si en el camino no se presentan dificultades dignas de un noble adversario o, un adversario digno de ser vencido, ¿Donde está la emoción?, ¿Qué valor tendría la victoria? No, si el trabajo es fácil que lo haga otro.

Podría amontonar los papelitos, la lata de Pepsi vacía, el bolígrafo agotado y las colillas, sobre la mesita que tengo al lado de la cama y tirarlo todo junto por la mañana pero; ese es el lugar en el que reposan los libros que estoy leyendo ahora, el discman y mi reloj. No puedo poner la basura al lado de Herodoto, Marvin Harris, Mafalda Arnauth y, aunque me gusta fumar, no podría dormir con el hedor de las colillas tan cerca de mi sensible nariz.

He optado por una solución provisional, hice la cama en sentido contrario. Ahora tengo la almohada donde antes tenía los pies y puedo tirar a canasta con la izquierda. No lo hago bien aun pero es cuestión de entrenamiento, tiempo, dedicación, más ganas de buscar soluciones imaginativas a viejos problemas. Para cuando el servicio médico de aquí decida examinar mi brazo ya estaré a la altura de Larry Bird.

Lo de escribir con la izquierda es otra cosa, eso llevará más tiempo y no sé como afectará al estilo. A veces me dicen: “tienes que tener más mano izquierda” pero, creo que se refieren a otra cosa. Me conozco, y si con la diestra ofendo la sensibilidad de vuestras santidades, las más de las veces, no quiero pensar lo que pasará cuando lo haga con la siniestra.

Ayer tuve una horrible pesadilla, ¡la basura se peleaba dentro de la papelera! Oí como una colilla instigada por otra, llamaba “basura” a una bolsa de pipas Facundo vacía, vi como los papelajos se revolvían inquietos, como un paquete de Camel vacío saltaba fuera y tras él todas las putas pelusas que barrí ayer mismo. Al final un viejo mechero que anteayer había tirado porque ya no tenía gas, se cabreó y soltó un chispazo.

Seguí allí sentado mientras todo ardía recordando como, de niño, me sentía fatal si en cualquier película un personaje llamaba basura a otro. Mi niñez se perdió en el tiempo pero yo sigo odiando que una persona muestre semejante desprecio hacia otra y, no sé por qué, ayer en el sueño al oír a la colilla recordé aquella frase de Aquiles: “Por las noches veo a los hombre que maté, me están esperando allí, a la orilla del río Estige y me dicen: bienvenido hermano”.

A. V. de B.


martes, mayo 08, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 53


Eutanasia Emocional (Dementotes…)

Muerte asistida, asesinato premeditado de las emociones. Lobotomía; aquello que le hacían al personaje que interpretaba Jack Nicholson al final de la antigua e insuperada película, “Alguien voló sobre el nido del cuco”. El quirúrgico, es el método más rápido para matar las emociones, quizá habría que decir que, extirpando la amígdala (basta con seccionar sus conexiones con el resto del cerebro), se elimina la posibilidad de sentir emoción alguna. En realidad es una especie de aborto neuronal, se impide que nazcan.

Los médicos nazis probaron (como no…) estos métodos infames aunque, fue a mediados de los años 60 cuando se ensayó esta salvajada en un intento de curar la epilepsia. Lo consiguieron, claro, pero; el resultado fue comparable al de decapitar a un paciente que sufre de dolores de cabeza; la cefalea cesa en unos instantes, a lo que hay que añadir algunas ventajas colaterales: el paciente abandona definitivamente el consumo de drogas, incluidas las legales y, pierde la capacidad de reclamar. Tiene algunos efectos secundarios un poco molestos: se dificulta enormemente la capacidad respiratoria aérea y el sangrado es muy abundante.

Hoy día la lobotomía no se practica (o eso espero) pero, sería una insensatez creer que la eutanasia emocional es “un suceso aislado”. Se equivocan si creen que voy a mentir escribiendo que aquí, en la cárcel, se practica más que en otros lugares. No, no es cierto; aquí queman los minutos algunos seres que mantienen la ilusoria pretensión de que su trabajo puede lograr un equilibrio: “rebajar la frecuencia y el poder de determinadas emociones y potenciar el de otras”.

El reto es difícil, sobre todo si se parte con prejuicios del tipo: todo lo que está dentro de una prisión es malo porque lo dice una sentencia; todo lo que no esta dentro no es malo porque no hay sentencia que lo diga. Los que imponen las sentencias no se equivocan nunca porque les asiste una especie de infalibilidad divina y, si se equivocan no deben reconocerlo jamás porque eso mengua mucho la confianza que la población ha depositado en ellos y además cuesta dinero al estado. Los que reciben el encargo de ejecutarlas no deben dudar jamás, que lo que dice la sentencia es la verdad y en consecuencia tienen que hacer su trabajo con la mayor dureza posible, porque eso es lo que exige la sociedad.

Los que no tienen marcados a fuego los principios anteriores; los que a pesar de trabajar aquí, mantienen algún grado de empatía, tienen que luchar contra los que lo han perdido (o nunca lo tuvieron) y, contra la resistencia de los propios condenados que creen que si alguien trabaja en una prisión “por defecto” tiene que haberse insensibilizado antes contra el dolor, la locura y las emociones erróneas, como único método de mantenerse en su sano juicio. Sin duda, nosotros somos nuestros mejores enemigos.

Mañana sigo. Ahora Harry Potter acaba de llegar a “El Caldero Chorreante” y, hoy necesito ese tipo de emociones.

A. V. de B.


jueves, mayo 03, 2007

Querida Libertad:

1/ MAYO / 2007 A LAMA PONTEVEDRA

Querida Libertad:

Recibí tu carta de la calle y me alegra saber que todo esta bien, aquí la cosa sigue igual, no está transparente, la crisis se pasea por el patio y la tristeza del preso es como un barco que no llega a destino, no se que pasó, no se como fué, pero cuando vuelvas, te diré por que: Si vieras que triste que esta la prisión, tiene la mirada de los caminantes que ya no caminan, Se muere de pena por tanta mentira, De tanta promesa por nadie cumplida,

Si vieras su gente que tanto reían, ya no son las mismas, Si vieras que triste que esta la prisión

Tiene la nostalgia de aquellos amantes que nunca se olvidan, La hicieron de goma, parece mentira, La gente se escapa, pero no hay salida. Y hasta los gorriones de tanta tristeza se fueron de gira.

TU DIA / TU MES / TU AÑO

Querido amigo:

Me alegra mucho saber que te va bien, aquí la cosa sigue igual, pero de una manera u otra podrás salir adelante, hay algo que no se puede perder nunca y es la ESPERANZA.

Si vieras que linda que esta la calle, Tiene la mirada de la primera novia que nunca se olvida,

Desde los balcones beben gorriones, pero a pesar de todo camina. Si vieras de nuevo que linda y que grande que esta la calle, ESPAÑA sigue llena de gorriones, Hay nuevos poetas que escriben sus canciones. Y hay nuevos cantores, sigue teniendo la vieja locura, Que al doblar la esquina haya una aventura. Ya ves, sigue viva a pesar de todo, llena de ternura, Si acaso te encuentras con otro preso, Decidle que volveré pronto y seremos mejores que antes, que todo fue culpa de cuatro errores

P.D.: Señora Libertad, Vuelve cuando quieras que juntos podremos salir adelante

RECIBE UN SALUDO

MUY ATENTAMENTE DE ALGUIEN QUE NO TE OLVIDA

SANTIAGO A.P

martes, mayo 01, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 52

La mate porque era mía… (Preguntas…)

Puede que después de lo que voy a escribir ahora, el alcaide decida que, efectivamente ya es hora de levantar el cadalso pero… si no lo digo reviento y prefiero morir por algo que merezca la pena a manos del verdugo, que en la cama, víctima del colesterol que envían en dosis mortales desde la cocina. Cuento con que nuestro jefe de servicios se encargará de que se cumpla mi último deseo y de que la ejecución no sea una chapuza. “Un bello morir honra toda una vida” decía Tetrarca… y; con un poco de suerte el Boss of the Blog tiene piedad de mí y no publica este capítulo.

Una pregunta… ¿en qué beneficia al tratamiento penitenciario que no exista ningún tipo de convivencia (casi ni coincidencia…), entre hombres y mujeres dentro de algunas prisiones?

Se lo que dice el Código Penitenciario acerca de la separación y clasificación… me refiero a un devenir “normal”. ¿Que tal si se comparten actos culturales y deportivos? ¿Qué tal si se organizan más actividades “sociales” o “socializadoras”? 1600 presos/as y 500 funcionarios somos por lo menos, un pueblo pequeño ¿no?

Otra pregunta… si a los hombres condenados por este tipo de delitos (violencia de género) se les aparta por completo durante años de cualquier ente femenino, ¿con que garantías se les devuelve a la sociedad cuando cumplan sus penas de prisión?

Más preguntas… ¿tiene algo que ver el porcentaje de reincidencia en este tipo penados con la duración de las penas?, ¿tiene algo que ver el tratamiento penitenciario que se les ha aplicado (o que no se les ha aplicado) o, es que no son reinsertables?

Uff más… ¿era un manual básico de de operación penitenciaria (inglés…) donde yo leí hace años que “la inmersión del agresor en el mundo de las víctimas” de ese tipo de delitos, era el único método con el que se podía lograr despertar, primero, un grado de empatía suficiente y después el rechazo a la violencia?

Otra… ¿es cierto que para aplicar ese tipo de tratamientos en la primera fase (sesiones diarias, individuales o de grupo), se necesita cuadruplicar el personal especializado que actualmente hay en las prisiones españolas?

¡Ah!... ¿será por eso que en Reino Unido y en Suecia la segunda fase del tratamiento se aplica sólo a los internos que han superado la primera; en semilibertad y por parte de profesionales, en su mayoría voluntarios?

Y acaso… ¿es por ello que en esos países el porcentaje de penados en tercer grado penitenciario es mucho más alto (mas 50% del total de la población penitenciaria en Reino Unido) que en nuestro querido y, por lo que se ve, atrasado reino?

Me gustaría aportar alguna solución pero, no la tengo. Sólo… siento que lo que se está haciendo ahora mismo, no es suficiente.

A.V. de B

sábado, abril 28, 2007

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 51

La mate porque era mía… (Hechos Probados)

¿Son humanos los jueces? Sí, puesto que no son vegetales (aunque algunos vegeten), minerales (aunque los hay más duros que piedras), virus o esporas. En realidad son de nuestra misma especie. ¡Sorprendente! ¿Verdad? Puede que vuestras eminencias piensen que esto que he escrito es una falta de respeto pero, eso seguramente se debe a que no leen tantas sentencias, autos, diligencias, y apercibimientos, como yo.

En serio, si les gusta leer historias fuertes… intriga, ciencia ficción y cosas por el estilo, lean la “enciclopedia” Aranzadi. Cualquier abogado que ejerza puede prestarles una copia en CDROM (incluso legal…). Lean sentencias; entrarán en un mundo desconocido, alucinante, inimaginable. Aranzadi es como la Biblia de la jurisprudencia, en ella se puede que, diecisiete puñaladas asestadas a la misma mujer, por el mismo tipo “no es ensañamiento” y cosas por el estilo.

Hace un par de meses vi y escuché en la TV como dos “juezas” catalanas decían que; tal como se aplican las actuales leyes (se referían a las que tienen que ver con delitos de violencia de género y delitos contra la libertad sexual), no podían garantizar que no hubiese bastantes inocentes en prisión. ¿No les parece acaso desolador a sus reverencias? Inocentes en la cárcel… Yo hasta no hace mucho creía que cuando votamos la Constitución Española, había quedado claro aquello de: mejor un culpable absuelto que un inocente condenado.

Y ahora, cuando en el apartado “Hechos Probados” de cualquier sentencia leo “…ante la dificultad de conseguir pruebas de un delito cometido en el ámbito íntimo y familiar y puesto que no hay contradicción en las declaraciones de las víctimas y estas se mantienen en el tiempo; a ojos del tribunal y en conciencia creemos que hay suficientes motivos para romper la presunción de inocencia del acusado, por lo tanto, debemos condenar y condenamos a… a la pena de “tantos años” de privación de libertad y a indemnizar a las víctimas con la cantidad de “tantos miles de euros” en concepto de responsabilidad civil”; me pregunto:

¡Coño! ¿Y por qué no se molestan un poco más, ponen a trabajar a los funcionarios policiales y persiguen esas pruebas tan difíciles de conseguir?, ¿pueden dormir sin remordimientos después de haber acordado y escrito semejantes párrafo? A ver… ¿somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario o, sólo hasta que un juez, o varios, decidan pasarse la Constitución por donde dijimos?, ¿se puede encabezar el párrafo con “hechos probados” y poner después “no pudimos conseguir pruebas”?. ¿A que estamos jugando? ¿Y si iba a ser un juego (cruel…) por qué no avisaron que los de toga tenían bula para saltarse las reglas?. A lo mejor preferíamos jugar a la lotería o, a la ruleta rusa.

A. V. de B.


viernes, abril 27, 2007

ARDE GALICIA


Vuelve el verano, y con el la incertidumbre de que pasara este año. ¿Arderán mas montes? ¿Nos quedaremos sin el verde que tanto caracteriza a nuestra Galicia?

Algunos incendios, son fruto de quemas descontroladas, o de pirómanos sin escrúpulos. Muchos de los pirómanos que queman montes lo hacen pagados por terceros, generalmente dueños de aserraderos, que después pueden comprar la madera a un precio muy inferior a su valor real. Esto podría tener una solución que en mi humilde parecer seria muy sencilla, la aprendí de mi abuelo. Les contaré una anécdota que sucedió hace muchos años.

Mi abuelo trabajaba varios montes de su propiedad, les tenía mucho cariño y pretendía que en un futuro fuesen la herencia de sus hijos. Un buen día mí tío (dueño de un aserradero), le pidió a mi abuelo que le vendiera alguno de sus árboles, en un principio mi abuelo se mostró reacio a vendérselos, pues no necesitaba aquel dinero para nada. Después de mucho insistir mi tío consiguió que mi abuelo accediese. Tras una larga negociación en lo referente a lo que mi tío debería pagar por los árboles, mi abuelo le dijo, “por cada árbol que cortes deberás plantar dos en su lugar”.

Para mi tío esta fue una gran solución pues el necesitaba la madera, y para mi abuelo también lo fue, pues de esta manera dejaría en herencia a sus hijos los montes con los árboles renovados. Y con el paso del tiempo yo me pregunto si no podíamos hacer todos lo mismo, que por cada árbol que cortásemos plantásemos dos en su lugar, de esta manera siempre tendríamos verde en nuestra querida Galicia.

Y al mismo tiempo hagamos que caigan en saco roto las palabras del cantante Antón Reixa cuando en una de sus canciones decía “Arde Galicia co lume forestal”

SEÑORES ES NUESTRA VIDA, ES NUESTRA TIERRA, ESNUESTRA GALICIA.

POR UNA GALICIA SIN FUEGO

Santiago A .P.

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 50

La mate porque era mía… (Ley y Orden)

El marco está bien pero el cuadro es un desastre. Hicimos la ley del divorcio para sustituir el antiguo “ahí te quedas” más, no se hizo nada por cambiar algunos vicios. Nadie puso en duda durante años que los hijos eran de la madre y, la tutela compartida es una medida que aun hoy se acuerda o se impone de forma excepcional.

Así las cosas, los machos ibéricos de la segunda generación casi nunca estaban interesados en hacerse cargo de sus hijos; era mucho más cómodo enviar un cheque con la pensión de alimentos y, disfrutar de la recuperada soltería. Una actitud irresponsable que tenía que acarrear nefastas consecuencias. Y las acarreó. Tan irresponsable como la de utilizar a los hijos como moneda de cambio, cuando no como instrumento de chantaje para perjudicar al otro.

Lo que parecía una solución para muchas parejas que en realidad ya estaban separadas resultó (por falta de previsión, información y educación), ser una fuente de nuevos problemas. La realidad a día de hoy es que para una pareja de clase media o media-baja, un divorcio supone trauma. Debido a lo precario de las rentas familiares las separaciones son ruinosas para todos los miembros de la familia (salvo si son abogados matrimonialistas…).

Generalmente, la mujer se queda viviendo en la misma casa , con los mismos hijos y menos recursos. El hombre abandona el domicilio familiar (en España 9 de cada 10 divorciados) y pasa a costearse un nuevo alojamiento. Fin de la vida compartida, fin de los gastos compartidos, fin de los problemas compartidos, fin… Los hijos pierden a uno de sus progenitores y su nivel de vida, baja. En realidad baja del de todos al terminar la “cooperativa familiar”.

Cuando creíamos que no lo habíamos hecho tan mal, aunque todo es mejorable, llega la tercera generación y echa por tierra todo lo que creíamos haber logrado. Las mujeres llevan engañando a los hombres desde siempre, lo mismo que ellos a ellas y, lo siguen haciendo, claro, pero ahora resulta que muchos hombres no asumen que una mujer les deje y, las amenazan, las agraden y demasiadas veces, las matan.

Los legisladores en un alarde de imaginación han endurecido (alargado) las penas de prisión para este tipo de delitos, incluso han creado algunas normas específicas para proteger a las mujeres, pero cada día hay más casos de desesperados que se suicida (o lo intenta), tras haber asesinado a “su mujer”. Hay casos, en los que algunos desequilibrados, en busca del crimen perfecto matan también a sus propios hijos. En otros, basta con que a un hombre le acusen de agresión sexual para que le encarcelen y… le condenen sin más prueba que el testimonio de la víctima.

A V de B