jueves, diciembre 07, 2006

Diario íntimo de un condenado. Cap. 6º

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 6º

Fuerza y Honor

Mañana está de turno el funcionario del “conceto”. Anteayer, cuando hablábamos de la opacidad, lo llamaron y tuvo que irse pero, mientras iba por el patio, por dos veces miró hacia atrás como diciendo (pienso yo…): “Este capullo al final me ha liado y se ha quedado con la razón”. Así que como se acuerde estoy bien jodido. Vendrá a por mí con nuevos argumentos y el factor sorpresa se me ha ido de puente. Como yo no me rindo jamás el descalabro puede ser doloroso. No queda sino batirse.
Fíjense vuestras reverencias que no rendirse nunca no significa ganar siempre, es más, la mayoría de las veces pierdo, ¡pero coño!, es una cuestión de coraje ¿no?, de riesgo. Quien vive se arriesga a morir, no es un juego es la vida real.
Cuento con que el “tipo” es noble y vendrá por derecho, éste no es de los que hacen trampas. Si la riña es con florete, usaremos florete y no echará mano de la vizcaína aunque se vea acorralado. Los que saben como son estas cosas aquí dentro pueden preguntarse por qué no me dejo ganar, o por qué no lo dejo estar o, incluso cómo se me ocurre llevarle la contraria a un tipo con uniforme.
Les respondo por adelantado. Hay muchos motivos, algunos tienen que ver con el honor. Si, ese pilar que reside en el alma sosteniendo el carácter de un hombre (o de una mujer) y su forma de caminar por la vida. Ya sé que muchos piensan que el honor está entre las piernas de las mujeres de su familia y allegadas pero, hoy no tengo ganas de hablar de retrasos mentales, mentes anacrónicas y otras malas prácticas. Otro día hablamos del erróneo concepto “la maté porque era mía” que tantos clientes está trayendo a este hotel.
Hoy hablamos de aquello que decía Abrahán Lincoln: “Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder” porque, ese es otro de mis motivos. El tiene poder y yo no, por eso me gusta “darle caña” (dialéctica), o que me la dé. Porque, ¿Qué mérito tiene sacudirle a aquellos que de antemano sabes que son más débiles? ¿Acaso no es una infamia hacer algo así? Pues eso, el coraje se prueba contra el granito, con la mantequilla puede cualquiera.
Por cierto, dice mi compañero, el del “master en prisiones” que a día de hoy en esta prisión hay muchos más funcionarios de estos; gente noble que ha entendido lo de la reeducación y reinserción social y está por ello, que de los antiguos “la letra con sangre entra y si entra la letra, entra de todo”).
Lo cual no quiere decir que si el verdugo viene con ganas de trabajar después del puente, o el director lee la instancia aquella… no me fusilen provisionalmente el lunes sin faltaJ. Quietos hasta ver que igual no es nada.

A. V. de B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario