miércoles, diciembre 27, 2006

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 18º


(Dios y el Rey)

¡Dioses que semana llevamos! Menos mal que se acaba, a este ritmo íbamos a morir de éxito, sin remedio. ¿Queda alguna autoridad con mando en plaza, que no haya pasado, visto y elogiado “nuestro” M-6?

Bueno si… Dios y el Rey. No importa, el primero ya no tendrá nada claro si debe aventurarse en estos pagos, hasta donde han penetrado los hijos de Ismael, en esta su última invasión de la qué, como en las anteriores, quedará aquí lo mejor de si mismos a pesar del racismo y la intolerancia de muchos. El segundo está siempre representado. Sin ir más lejos ayer estuvo por aquí el “Señor Gobernador”. Ahora le dicen Subdelegado del Gobierno, suena como subteniente, suboficial, subacuático. Nos dejó muchos ánimos y se lo agradecemos, si.

Pero… ¡por Tutatis! ¡No trajo ni un humilde indulto!, ni siquiera para un compañero o dos de esos a los que les quedan quince o veinte días para salir en libertad. Se están perdiendo las buenas costumbres y hasta las formas. Ya decía yo que eso pasar de ser Gobernador (el que gobierna), a Subdelegado (el que está bajo la autoridad del Delegado), traería consecuencias nefastas en Navidad y Semana Santa.

Hoy vino a vernos el Juez de Vigilancia Penitenciaria. Vio, escuchó, preguntó, habló y marchó; dejando en el aire el eco de sus palabras, claras, directas y para algunos de nosotros, esperanzadoras y; en las baldosas un rastro que aún perdura y en el que se puede leer claramente: “En cuanto comience el nuevo año vuelvo a ver como están mis ovejas” (… nosotros). Saber que “el amo” anda cerca y que se puede hablar con él proporciona una cierta seguridad. Por cierto, Su Señoría ya había repartido algunos regalos antes de venir y aún repartirá bastantes antes de fin de año y reyes.

Quiero aprovechar lo que queda para felicitar a algunas personas y colectivos que se han ganado mi sincero reconocimiento. Ya hablé hace tiempo de la Pastoral Penitenciaria y de una parte de la labor que realizan en esta prisión, el Juez de Vigilancia Penitenciaria, reconoció ayer en nuestra presencia el gran apoyo que recibe por parte del Capellán de la Prisión. D. Isaac de Vega, el cura de “la casa del cura”, ¿recuerdan? Yo quiero mentar hoy la labor de Augusto R. Criado, no tanto por la parte de ella que disfruto cada sábado, sino en nombre de los internos de 1º Grado, que no tienen muchas oportunidades de contacto con personas del exterior. Su pasión por la “música culta” es contagiosa y su perseverancia, envidiable. Gracias maestro.

Recibimos la visita de las representantes de la Fundación Barrié de la Maza que, como es costumbre en ellas, no vinieron con las manos vacías. Gracias por la visita, los ánimos y el material audiovisual que tanta falta nos hace. En este reino hay muchas fundaciones, algunas se crean simplemente para proteger bienes patrimoniales de la voracidad de Agencia Tributaria y poco más. Ésta sin embargo, aplica a las peticiones que de los centros penitenciarios recibe, una suerte de discriminación positiva que, hace de ellos espacios más sociales. No conozco a ningún preso que haya hecho a esta fundación una petición, que no fuese atendida. Ahí están, remendando las carencias y los olvidos del verdadero responsable. El Estado.

Por último, no puedo dejar que termine el año sin reconocer públicamente la labor de “nuestros panaderos”. No lo hago porque sea el único pan que se puede comer aquí, sino porque es un sentimiento generalmente expresado: “el pan siempre está bueno y es mejor que el de otras prisiones”. Gracias compañeros… que sería de nosotros sin vosotros.

A. V. de B.


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