martes, diciembre 05, 2006

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 5º

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 5º

“El Conceto”

Uhmm… Pues no debieron encontrar al verdugo y parece que mi ejecución ha sido aplazada. Mañana sin falta enviaré una instancia al Señor Director quejándome por semejante falta de seriedad. Hasta ahora no me ha contestado ninguna pero, tratándose de un asunto de tal importancia, igual hay suerte y esta vez viene el mismo y me pone en la calle a patadas J

Ahora en serio. Ayer me dijo un funcionario: “¿Como te atreves a decir que la Institución Penitenciaria es opaca? Nunca ha habido tanta información y transparencia, ¡pero si hasta han puesto en la televisión un programa semanal en el que se veía todo!, las celdas, las galerías, el comedor, la comida, funcionarios, internos, familiares de los internos ¿Que más quieres?, ¿que los saquen como en Gran Hermano, 24 horas al día incluso en la ducha y con nominaciones y expulsiones semanales?”

Podría haberle contestado: el problema es que aquí sólo hay nominaciones, pero si me abre un expediente por capullo deslenguado… ¿quien me lo quita? Porque claro, dicho así puede que tenga razón pero “la razón”, no la tiene aunque diga la verdad. Es decir, es cierto que en la televisión pusieron eso que decía y también que las cosas han cambiado en las prisiones desde los tiempos de El Conde de Montecristo, incluso desde la primera visita que Victoria Kent hizo a esa misma prisión (el penal de El Dueso). ¿Recuerdan a Victoria? En aquella ocasión los funcionarios no querían que visitara algunos módulos, porque sabían que los presos tenían más armas que Gabilondo & CIA y Bonifacio Echebarría juntos. Pero Victoria se paseó por los módulos con los funcionarios detrás, se reunió con los presos, llegaron a un acuerdo y en una semana entregaron toda la herrumbre a cambio de un poco de dignidad, más comida y algunas mantas (hace frío en Santander).

Así que le di “la razón” al funcionario tal que así: Mire usted Don **** si han cambiado las cosas que aquí en el M-6 hemos hecho lo contrario. Firmamos una cesión de los pocos derechos que tenemos, conseguidos a golpe de… ya sabe usted como; a cambio de unos kilos de herrumbre con los que poder trabajar.

Y a continuación se la quité de nuevo suavemente, con cintura: “Pero fíjese usted que en realidad lo hacemos por lo mismo. Por ser dignos, por un trato normal, por un poco de calor humano (de la comida no dije ni mu, de eso ya hablaremos en otra ocasión que ahora viene la Navidad). Entonces es que el conceto que decía Manquita no ha cambiado, es el mismo. Y de eso hablaba yo cuando escribí lo de opaca, del concepto. Ya sé que las bombillas ahora son de bajo consumo y el teléfono va (cuando va…) con tarjetas magnéticas (caras…). Pero yo me refería a la mentalidad que es lo que hay que cambiar porque las bombillas ya las cambiamos cuando se gastan o se averían”. Aquello que dijo Mahatma Gandhi, el icono de la no-violencia: “Debemos convertirnos en el cambio que buscamos para el mundo”.

Este tabaco me está matando… pero, eso si, es legal.

A. V. de B.

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