miércoles, diciembre 20, 2006

Diario Íntimo de un Condenado capítulo 16º


¿Hicimos lo que pudimos?

Aquí hay noches malas y noches peores, todas muy frías. Yo esperaba que la de hoy fuese de las primeras, se alejaba la melancolía que las fiestas pasadas y las por venir habían sembrado en mi espíritu. Por ver si estaba previsto que mañana las nubes nos dejarían ver primero las estrellas y luego el sol y por tener un poco más de calor, puse el televisor a trabajar. No es que esperase que los del tiempo dieran una, es que con la ilusión se duerme mejor.

¡Mala decisión dioses! No por las imágenes que mostraban a un dictador en un ataúd, esto alegraría la noche a “cualquier ser humano”, sino por la larga fila de homínidos trajeados y hembras de la misma especie, emperifolladas, que homenajeaban al cadáver del presunto responsable de más de tres mil asesinatos premeditados, la mayoría con el agravante de tortura.

Mi cerebro convocó una reunión urgente de todas las neuronas libres de servicio incluidas las que, por el destino que actualmente se me impone, habían pasado a la reserva. Con la velocidad que las caracteriza abrieron los viejos archivos, sacaron los legajos más polvorientos y reviví a mi pesar, una imagen similar que ocurría hace más de treinta años en el Valle de Los Caídos y otras anteriores…

Días en los que en este reino había un dictador con aspecto momificado. Un fósil que caminaba y a cuyo calor y protección, unos aprovechaban para medrar y hacer las infames fortunas que hoy, ilegalmente blanqueadas, disfrutan sus hijos y nietos. Días y noches en las que el resto pasaban o hambre o, eran oprimidos, perseguidos, amenazados, encerrados, torturados y ultimados.

Noches en los que unos pocos desafiábamos; con el arriesgado encanto de la juventud; desde dentro y con la aquiescencia de algunos uniformados descontentos; a un sistema corrupto haciendo aquellas octavillas que rezaban: “prohibido prohibir”, mientras escuchábamos en el giradiscos las canciones (prohibidas por la censura) de Víctor Jara. “Te recuerdo Amanda, la calle mojada, corriendo a la fábrica, donde trabajaba Manuel… Manuel. Te recuerdo Amanda, la sonrisa ancha…

Esta noche regresó la impotencia y la tristeza, el recuerdo de lo que pudo ser y no fue. Sueños de democracia y libertad. Otro cabrón torturador que ha muerto en la cama para vergüenza de todos los que no fuimos capaces de acabar con él a tiempo. Ninguno de los dos (Franco y Pinochet) pisó nunca una prisión (como cliente), por sus genocidios. Aquí no están todos los que son…

A continuación, imágenes de ese juez español que quiso procesar al finado, habiendo en entre nos, en las españas, tantos a los que bien-juzgar y no pocos mal-juzgados a los que soltar. Aquí no son todos los que están. Y de nuevo Víctor Jara: “Duerme, duerme negrito, que tu mama está en el campo, negrito…”. ¿Quien puede dormir con todos esos muertos clamando a una justicia, más que ciega, que no quiere ver? Si Su Señoría D. Baltasar Garzón cree que hizo lo que pudo y duerme bien “nosotros” debíamos de sentir lo mismo. ¿Por qué entonces yo no lo siento?

A. V. de B.

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